LECCIÓN: 1ª de Corintios 4: 16-20
TEXTO : 1ª de Corintios 4: 21
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Estamos en la parte final del capítulo 4 y el apóstol esta dando fin a lo relativo a las divisiones y partidismos en la iglesia de corintios. En lo que atañe a este capítulo el apóstol debe aclarar a los hermanos su condición de apóstol y de padre espiritual de la iglesia, pues en Cristo los había engendrado. Pues, el hecho de que existieran partidismos en la iglesia, es decir, al señalar los corintios que pertenecían a tal apóstol o predicador, menoscababa el ministerio del apóstol, dado por el Señor (en perjuicio de la iglesia), y por ello Pablo debe defenderlo. Al actuar así, los corintios, le habían faltado el respeto al apóstol, pero no tan solo, a lo que se refiere a lo que hemos denominado “partidismos”, sino también a todas sus consecuencias de división, inmadurez espiritual, arrogancia y envanecimiento, que padecían algunos hermanos de la iglesia y que se mantenía como un circuito de defectos, de los que el apóstol quiere sacar a la iglesia.
V.16.- Por tanto, os ruego que me imitéis.
V.17.- Por esto mismo os he enviado a Timoteo,….
Este ruego del apóstol, esta invitación amorosa a imitarlo, tiene como fundamento lo dicho en el versículo anterior. Los corintios eran hijos espirituales del Pablo, en Cristo Jesús, el los había engendrado (ver.14 y 15), entonces la iglesia debe imitarlo. Lo que sucede por naturaleza en la relación padre e hijo, no estaba sucediendo en la iglesia de Corintio. Ahora, la iglesia tenia testimonio de Pablo y su proceder. En el capítulo 2 de la epístola el apóstol señala como fue la manera en que anuncio el evangelio, no basado en palabras excelentes o en humana sabiduría, sino solo presentando a Jesucristo, reconociendo Pablo, su temor y debilidad. Sin embargo aquello, ese anuncio del testimonio de Dios fue con “demostración del Espíritu y de poder”, (2: 4). Por tanto la iglesia conocía bien el comportamiento del apóstol, de su humildad y entrega, y de la confirmación del Espíritu Santo, pero en su arrogancia y orgullo lo han olvidado.
Entonces, esta imitación de Pablo debe ser, en cuanto su conducta en Cristo, en su entrega a Jesucristo, en su fidelidad, en el testimonio que da de Cristo y en su aplicación practica de la predicación, como un todo. Así, el que imita a Pablo imita a Cristo, (1º Cor.11:1; Gal. 4:12; Fil. 3: 17).
Ahora, para que la iglesia de Corintio, imite a Pablo, es que envía a Timoteo, para que les recuerde y amoneste, sobre la conducta y caminar del apóstol y que la iglesia debe seguir.
Este testimonio de apóstol es igual en todas las iglesias y en todas partes, es la misma inspiración del Espíritu que da igual testimonio y enseñanza en todas las iglesias. A efecto de recordar todo esto, Pablo envía a Timoteo o lo esta enviando, quien por la relación que tiene con el apóstol, puede de mejor forma refrescar la memoria de los corintios. Por eso envía a Timoteo, también hijo espiritual suyo, para recordar el proceder, caminar, ejemplo y doctrina del apóstol.
V.18.- Más algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.
Todo el comportamiento de los corintios, alejados de la sana doctrina anunciada por el apóstol, obliga al apóstol a acusar la arrogancia y envanecimiento de “algunos” hermanos de la iglesia. Esta actitud de la iglesia de corintio, hace recordar aquella parábola relatada por Jesús, sobre el siervo infiel, (Lucas 12: 45 y ss.), quien tuvo por tardanza el retorno de su Señor, y transformo su espera en necia y negligente, se olvido de la voluntad de su Señor. Algo parecido le sucedió a la iglesia de Corintio, “el apóstol no vendrá, hagamos lo que queramos”. Toda esta conducta de envanecimiento, se traduce no solo en divisiones y partidismos, sino también en una falta de amor y respeto por el apóstol (9: 1-3; 2 Cor 10: 9,10). Pablo quiere que se arrepientan de su arrogancia, orgullo y envanecimiento, para que este mal no invada la congregación. (Proverbios 8: 13)
V.19.- Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré,…
No obstante aquella idea, de algunos miembros de la iglesia, el apóstol dice: “Pero iré pronto…”, como si dijera: “No obstante lo que ustedes crean iré a visitarlos.” La iglesia no debe pensar que por enviar a Timoteo él no ira, como si no amara a la iglesia, como si no orara por la iglesia de corintios, (1: 4), y por todas las iglesias, y no velara por su bienestar espiritual, (Fil 1: 3,4; Col 1: 3,4; 1ª Tes 2: 2,3; 2ª Tes 1: 3). Estaba en los planes de Pablo visitar las iglesias de Macedonia y Acaya (Hech 19: 21). Saldrá de Éfeso, después de Pentecostés y espera quedarse un tiempo no breve con ellos, como se los declara en el capítulo 16, versículos 5 al 7 de la epístola. Pero su visita pastoral a la iglesia, la subordina a la voluntad del Señor, no se manda solo, su vida y ministerio pertenece a nuestro Señor Jesucristo.
El propósito del apóstol, es conocer, examinar, pero no los dichos ni las palabras de los envanecidos, sino el poder o virtud que tienen. Y esto en la influencia que tienen en la iglesia, y en la demostración del Espíritu y poder conque anuncio Pablo el evangelio. Si tuvieran el Espíritu Santo estos “algunos envanecidos”, sobreedificarían con los mejores materiales (3: 12-14), mantendrían la unidad de la iglesia, tendrían amor y respeto por el apóstol y su ministerio entre ellos y considerarían su actuar siempre respaldado por el Espíritu Santo, a fin de imitarlo.
V.20.- Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
Ajusta el apóstol lo mencionado en el versículo anterior, indicando una doctrina, no peregrina, ni inventada por el apóstol, ni que careciera de fundamento en lo que la Iglesia había visto y oído. No son las palabras, ni la buena oratoria, ni discursos, ni la abundancia de todas estas cosas, en que consiste el Reino de Dios…. sino en poder.
Reino de Dios, como Reino espiritual del evangelio, el que le pertenece a Cristo. A quien ha sido dada toda potestad en los cielos y en la tierra (Mt. 28: 18). En el Reino de Dios, Jesús reina por medio de su poder espiritual (5: 4; Mr. 9: 1), y al cual (Reino), tenemos entrada, filiación y ciudadanía, por su poder salvífico y su eterno amor. Pensar de otra manera, es colocar un fundamento débil, precario e insuficiente y por lo tanto pretender darle lugar a la sabiduría humana, a la oratoria, a lo que uno sabe de este mundo en lo que respecta a Dios y su Reino, es totalmente vano y carecería de los frutos y credenciales espirituales de poder, que acompañan a quienes creen en la predicación del evangelio (Mr. 16: 17), y que siempre abundara en provecho y edificación de la Iglesia.
TEXTO : 1ª de Corintios 4: 21
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Estamos en la parte final del capítulo 4 y el apóstol esta dando fin a lo relativo a las divisiones y partidismos en la iglesia de corintios. En lo que atañe a este capítulo el apóstol debe aclarar a los hermanos su condición de apóstol y de padre espiritual de la iglesia, pues en Cristo los había engendrado. Pues, el hecho de que existieran partidismos en la iglesia, es decir, al señalar los corintios que pertenecían a tal apóstol o predicador, menoscababa el ministerio del apóstol, dado por el Señor (en perjuicio de la iglesia), y por ello Pablo debe defenderlo. Al actuar así, los corintios, le habían faltado el respeto al apóstol, pero no tan solo, a lo que se refiere a lo que hemos denominado “partidismos”, sino también a todas sus consecuencias de división, inmadurez espiritual, arrogancia y envanecimiento, que padecían algunos hermanos de la iglesia y que se mantenía como un circuito de defectos, de los que el apóstol quiere sacar a la iglesia.
V.16.- Por tanto, os ruego que me imitéis.
V.17.- Por esto mismo os he enviado a Timoteo,….
Este ruego del apóstol, esta invitación amorosa a imitarlo, tiene como fundamento lo dicho en el versículo anterior. Los corintios eran hijos espirituales del Pablo, en Cristo Jesús, el los había engendrado (ver.14 y 15), entonces la iglesia debe imitarlo. Lo que sucede por naturaleza en la relación padre e hijo, no estaba sucediendo en la iglesia de Corintio. Ahora, la iglesia tenia testimonio de Pablo y su proceder. En el capítulo 2 de la epístola el apóstol señala como fue la manera en que anuncio el evangelio, no basado en palabras excelentes o en humana sabiduría, sino solo presentando a Jesucristo, reconociendo Pablo, su temor y debilidad. Sin embargo aquello, ese anuncio del testimonio de Dios fue con “demostración del Espíritu y de poder”, (2: 4). Por tanto la iglesia conocía bien el comportamiento del apóstol, de su humildad y entrega, y de la confirmación del Espíritu Santo, pero en su arrogancia y orgullo lo han olvidado.
Entonces, esta imitación de Pablo debe ser, en cuanto su conducta en Cristo, en su entrega a Jesucristo, en su fidelidad, en el testimonio que da de Cristo y en su aplicación practica de la predicación, como un todo. Así, el que imita a Pablo imita a Cristo, (1º Cor.11:1; Gal. 4:12; Fil. 3: 17).
Ahora, para que la iglesia de Corintio, imite a Pablo, es que envía a Timoteo, para que les recuerde y amoneste, sobre la conducta y caminar del apóstol y que la iglesia debe seguir.
Este testimonio de apóstol es igual en todas las iglesias y en todas partes, es la misma inspiración del Espíritu que da igual testimonio y enseñanza en todas las iglesias. A efecto de recordar todo esto, Pablo envía a Timoteo o lo esta enviando, quien por la relación que tiene con el apóstol, puede de mejor forma refrescar la memoria de los corintios. Por eso envía a Timoteo, también hijo espiritual suyo, para recordar el proceder, caminar, ejemplo y doctrina del apóstol.
V.18.- Más algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.
Todo el comportamiento de los corintios, alejados de la sana doctrina anunciada por el apóstol, obliga al apóstol a acusar la arrogancia y envanecimiento de “algunos” hermanos de la iglesia. Esta actitud de la iglesia de corintio, hace recordar aquella parábola relatada por Jesús, sobre el siervo infiel, (Lucas 12: 45 y ss.), quien tuvo por tardanza el retorno de su Señor, y transformo su espera en necia y negligente, se olvido de la voluntad de su Señor. Algo parecido le sucedió a la iglesia de Corintio, “el apóstol no vendrá, hagamos lo que queramos”. Toda esta conducta de envanecimiento, se traduce no solo en divisiones y partidismos, sino también en una falta de amor y respeto por el apóstol (9: 1-3; 2 Cor 10: 9,10). Pablo quiere que se arrepientan de su arrogancia, orgullo y envanecimiento, para que este mal no invada la congregación. (Proverbios 8: 13)
V.19.- Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré,…
No obstante aquella idea, de algunos miembros de la iglesia, el apóstol dice: “Pero iré pronto…”, como si dijera: “No obstante lo que ustedes crean iré a visitarlos.” La iglesia no debe pensar que por enviar a Timoteo él no ira, como si no amara a la iglesia, como si no orara por la iglesia de corintios, (1: 4), y por todas las iglesias, y no velara por su bienestar espiritual, (Fil 1: 3,4; Col 1: 3,4; 1ª Tes 2: 2,3; 2ª Tes 1: 3). Estaba en los planes de Pablo visitar las iglesias de Macedonia y Acaya (Hech 19: 21). Saldrá de Éfeso, después de Pentecostés y espera quedarse un tiempo no breve con ellos, como se los declara en el capítulo 16, versículos 5 al 7 de la epístola. Pero su visita pastoral a la iglesia, la subordina a la voluntad del Señor, no se manda solo, su vida y ministerio pertenece a nuestro Señor Jesucristo.
El propósito del apóstol, es conocer, examinar, pero no los dichos ni las palabras de los envanecidos, sino el poder o virtud que tienen. Y esto en la influencia que tienen en la iglesia, y en la demostración del Espíritu y poder conque anuncio Pablo el evangelio. Si tuvieran el Espíritu Santo estos “algunos envanecidos”, sobreedificarían con los mejores materiales (3: 12-14), mantendrían la unidad de la iglesia, tendrían amor y respeto por el apóstol y su ministerio entre ellos y considerarían su actuar siempre respaldado por el Espíritu Santo, a fin de imitarlo.
V.20.- Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
Ajusta el apóstol lo mencionado en el versículo anterior, indicando una doctrina, no peregrina, ni inventada por el apóstol, ni que careciera de fundamento en lo que la Iglesia había visto y oído. No son las palabras, ni la buena oratoria, ni discursos, ni la abundancia de todas estas cosas, en que consiste el Reino de Dios…. sino en poder.
Reino de Dios, como Reino espiritual del evangelio, el que le pertenece a Cristo. A quien ha sido dada toda potestad en los cielos y en la tierra (Mt. 28: 18). En el Reino de Dios, Jesús reina por medio de su poder espiritual (5: 4; Mr. 9: 1), y al cual (Reino), tenemos entrada, filiación y ciudadanía, por su poder salvífico y su eterno amor. Pensar de otra manera, es colocar un fundamento débil, precario e insuficiente y por lo tanto pretender darle lugar a la sabiduría humana, a la oratoria, a lo que uno sabe de este mundo en lo que respecta a Dios y su Reino, es totalmente vano y carecería de los frutos y credenciales espirituales de poder, que acompañan a quienes creen en la predicación del evangelio (Mr. 16: 17), y que siempre abundara en provecho y edificación de la Iglesia.
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