La Soberanía de Dios: Encontrarenos en estos capítulos muchas referencias al "corazón " de Faraón, y muchos , notando el comentario de Pablo en Romanos 9: 17-18 sacan la conclusión de que Dios endureció el corazón del monarca de una manera arbitraria para mostrar en él su poder, según un decreto suyo, contra el cual Dios "mantuvo"a Faraón en el poder, a través de todo el proceso de juicio, con el fin de que sus grandes obras sirviesen de lección tanto dentro como fuera de Israel y Egipto. No podemos tratar del difícil tema de la soberanía de Dios en un párrafo, pero debemos recordar siempre que la omnipotencia de Dios siempre opera deltro del marco de sus propios atributos. En otras palabras, Dios ha de ser fiel a sí mismo. Con este postulado delante descartamos en seguida toda idea de que Dios hiciera alguna injusticia en el caso de este monarca.
El "corazón" de Faraón es el centro de sus deseos, sus afectos, sus odios y sus decisiones, y, desde el primer contacto de Moisés con el monarca se destaca su orgullo y terquedad. No conocía a Jehová ni quería conocerle, adoptando en seguida una actitud orgullosa de resistencia que persistió hasta el fin. Es cierto, sin embargo, que los juicios de Dios sobre los rebeldes a veces consisten en aumentar o permitir que se aumente, precisamente el mal original, "entregándoles"judicialmente a lo que ellos mismos han escogido, de modo que sus deseos y sus obras llegan a ser instrumentos para su propio juicio (Ro. 1: 24-26,28). Dentro de este principio de operación, necesario a todo concepto adecuado de la soberanía de Dios, el texto sagrado no sólo dice que "Faraón se endureció", sino también que "Dios endureció el corazón de Faraón" por las razones que ya hemos visto. Pero las Escrituras no permiten que creamos que Dios fuerza la voluntad del hombre de tal forma que sea condenado, cuando, de otra forma, en condiciones de libertad, habría podido ser salvo. Ya citamos el gran principio, de aplicación universal, que "todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo", y si este monarca hubiese preguntado por Jehová, o hubiese deseado recibir las lecciones que surgían de sus obras, habría sido salvo. Según la fisonomía que se perfila en los capítulos que estudiamos los rasgos destacados de este faraón vinieron a ser la SOBERBIA y la TERQUEDAD.
La primera entrevista:
Los Faraones solían admitir a sus súbditos a audiencias públicas, dispuestos a escuchar sus peticiones o reclamaciones, de modo que no es increíble que Moisés y Aarón pudieran hallarse en la presencia de Faraón. Además, la situación de Moisés en la corte antes de unirse a su pueblo había sido tan descollante que aun después de cuarenta años quedarían amigos que ocupaban altos cargos, los compañeros de su juventud, capaces de facilitar la audiencia.
Embajadores de Jehová: (v. 1-3). Moisés y Aarón hablan en nombre de su pueblo, ya que los ancianos de los hebreos han autorizado su intervención reconociendo como verídica la comisión que Moisés había recibido en el Sinaí. Pero, sobre, hablan en nombre de Jehová, Dios de Israel. Este tipo de embajada no extrañaría a Faraón, ya que reconocía generalmente la íntima asociación que existía entre cualquier pueblo y su dios (o dioses). Pero en su estimación Jehová, el Dios de Israel, sería divinidad de poca categoría, ya que había permitido que su pueblo fuese reducido a la esclavitud durante siglos. Tampoco le extrañaría la noticia de que Jehová había dado una revelación a Moisés y Aarón (un "encuentro") con el mandato de ofrecerles sacrificios según el ritual tradicional de sus antepasados, con peligro de castigos si no se cumplía su mandato. El mensaje fue dado con toda claridad y con tono de autoridad "Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo...", pero Faraón rehúsa dar el debido reconocimiento a este Dios de esclavos: "Quién es Jehová para que yo oiga su voz...? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. "Yo no conozco a Jehová" podría indicar ignorancia de la deidad de los hebreos, bajo tal nombre, pero lo que Faraón dice es lo siguiente: "No reconozco a Jehová como una divinidad que me pueda dar órdenes a mí, que soy rey y dios de Egipto". Se trata, desde el principio, de mantener su autoridad en contra de la de aquel Jehová de los hebreos, de modo que, ya aquí, se entabla la lucha entre dos fuerzas: la de Faraón, jefe de las fuerzas imperiales de Egipto, y la de Jehová, revelado como el Dios de Israel, quien había determinado la liberación de su pueblo.
El lugar del Sacrificio: (v.3) La historia de José ilustra los tabúes que existían entre los egipcios en cuanto a animales, hasta el punto que, para los egipcios, había sido "abominación" (algo que violaba el tabú) comer con hebreos, siendo estos pastores y ganaderos (Gn. 43:32; 46: 34). Los motivos serían complejos, y hemos de evitar la tendencia a sacar conclusiones ligeras del uso de la palabra "abominación", ya que, los egipcios eran capaces de convertir bestias en dioses en ciertos casos. De todas formas, nadie había de negarle el peligro de celebrarse en la tierra una fiesta que implicaba el sacrificio de bueyes, ovejas, etc., ya que podría producir protestas y alborotos. Tres días de viaje en el desierto significarían una distancia prudente que permitiría a los israelitas obrar a los israelitas obrar con toda libertad al inmolar sus sacrificios, sin violar las tradiciones de Egipto.
Una reacción adversa. (v. 4-5). Determinado ya que no había de prestar atención a Jehová, Dios de los hebreos, Faraón rehusó el tratamiento de "embajadores"a Moisés y Aarón, y sus palabras "volved a vuestras tareas" parecen incluir a sus visitantes con los demás israelitas como personas que estaban aprovechando una pretendida intervención de su dios para dejar de cumplir sus tareas. La frase"he aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho", delata el miedo que sentía, y que habían sentido sus predecesores, frente a esta masa de gente. Si no se hallaban bajo el control inmediato de los capataces egipcios, podrían sentirse animados a desmanes, o a sublevaciones, que pondrían en peligro el buen orden, y aun la seguridad del estado.
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