viernes, 24 de abril de 2015

LA SANGRE.-

ESTUDIO BÍBLICO Jueves, 23 -04.2015 Lección : Hebreos 9 del 13 al 15 Texto : Isaías 1: 18. vs. 13 .-"Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los impuros, santifican para la purificación de la carne" Aquí se mencionan "las cenizas de la becerra". Esta es una referencia a la ordenanza de la vaca rojiza en Números 19. La vaca era quemada completamente y sus cenizas llevadas fuera del campamento a un lugar limpio. Cuando un hombre quedaba ceremonialmente impuro (principalmente por tocar un cuerpo muerto) el sacerdote tomaba las cenizas, las mezclaba con agua, y rociaba al infractor. Este acto servía para purificarlo ceremonialmente para que pudiera ser restaurado al compañerismo con el resto del pueblo. Aquí destacamos que la vaca tenía un simbolismo particular. Se usaba una hembra, en vez de un macho. En la primera carta de Pedro capítulo 3, versículo 7 se nos dijo que la mujer era más frágil y delicada. Nuestra impureza proviene de nuestra debilidad. Somos débiles y Cristo descendió y experimentó físicamente, en el cuerpo, nuestra debilidad. El texto nos dice que se usaba una vaca roja. Creemos que el color rojo nos habla del hecho de que Cristo se hizo pecado por nosotros, no de una manera intelectual: Él realmente se hizo pecado por nosotros. ¿Y cómo sabemos que el color rojo es el color del pecado? Isaías dijo en su primer capítulo, versículo 18: "Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana". Así que tenía que ser una vaca roja, que señalaba al hecho de que Él se hizo pecado por nosotros. El animal no tenía que tener ningún defecto. Seguramente no podía representar a Cristo, a menos que fuera perfecto. Cristo es santo, inocente, puro y separado de los pecadores. La vaca roja también tenía que ser un animal sobre el cual nunca se hubiera colocado un yugo. Este detalle simboliza el hecho de que, aunque Cristo se hizo pecado por nosotros, Él nunca estuvo sometido a la esclavitud del pecado. La becerra debía ser conducida fuera del campamento, y allí era sacrificada en presencia del sumo sacerdote. En este detalle, vemos la figura de que el Señor Jesús es, a la vez, la ofrenda, y el Sumo Sacerdote. Él se ofreció a Sí mismo. La sangre de la ofrenda era rociada por el sumo sacerdote ante el tabernáculo siete veces. Muchos piensan que en la Biblia el siete es el número de la perfección. Pero el significado principal de dicho número es que indica el carácter de algo completo. Aquí nos habla del hecho de que el sacrificio de Cristo fue una operación terminada. Así, un sacrificio se ocupó del pecado del creyente. La totalidad del cadáver de la vaca debía ser quemado, una vez más, en presencia del sumo sacerdote. Es que Dios amó al mundo de tal manera que entregó a Su único Hijo, Jesús se entregó libremente a sí mismo, pero probablemente nosotros nunca hayamos pensado en la aflicción que se vivió en el cielo en el día en que Él murió. El libro de Números también nos relata que ramas de cedro y de hisopo eran echadas al fuego en que se incineraba a la vaca. Este detalle nos resulta sugestivo. EL primer libro de los Reyes, capítulo 4, versículo 33 dice que el rey Salomón "también disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared". Salomón conocía toda la gama de los árboles y de la vida vegetal, todo el reino de la naturaleza. Por lo tanto creemos que este detalle nos habla del hecho de que el Señor Jesucristo no sólo redimió a la humanidad, sino que también ha redimido a este mundo. Vivimos en un mundo maldecido por el pecado; el mundo gime sufriendo con dolores como de parto, pero será liberado. Algún día será redimido y el pecado será removido. Un poco más adelante en este capítulo se nos dice que incluso el mismo cielo tuvo que ser purificado (como vemos en Hebreos 9: 23). Alguien podría extrañarse de que hubiera impureza en el cielo. Es que allí fue donde se originó el pecado, cuando Lucifer promovió una rebelión. En consecuencia, el sacrificio de Cristo fue adecuado y completo. Fue una operación terminada que abarcó a toda la creación de Dios que había sido afectada por el pecado. Otro detalle fue que las cenizas de la vaca debían ser guardadas en un lugar limpio y después mezcladas con agua cuando fueran a ser utilizadas. Creemos que el agua nos habla de la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios la que revela el pecado en la vida del creyente. El sacrificio de Cristo proveyó redención para el futuro, para su redención y mi redención. También proveyó redención para los pecados de aquellos que vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento. Los creyentes del Antiguo Testamento fueron salvos por la fe. Abraham fue salvo por la fe. ¿Cómo? Él creyó en Dios y trajo un cordero. ¿Y fue aquel cordero adecuado? No; pero representó figurativa y anticipadamente a Cristo. Así que el sacrificio de Cristo se proyecta hacia el futuro y hacia el pasado. vr. 14.-"¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" Si la sangre de los animales pudo remover la impureza ceremonial, con toda seguridad, la sangre de Cristo sí puede remover la culpa del pecado. Después de todo, si la sangre de los toros y de los machos cabríos hubiera sido adecuada, Cristo nunca habría derramado Su sangre para llevar a cabo la obra apropiada. Dice aquí en el versículo 14, "limpiará vuestras conciencias". La ordenanza de la vaca roja en Números 19 nos habla de la vida del creyente y del hecho de que como creyentes, usted y yo necesitamos una purificación constante. Dice la primera carta de Juan, capítulo 1, versículos 7 y 9: "7 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Es que la sangre de Cristo purifica no el cuerpo sino la conciencia. Es la conciencia de la persona la que necesita ser purificada. Y usted y yo no lo habremos logrado hasta que nos apropiemos de este sacrificio maravilloso de Cristo, reconociendo Su autoridad para perdonar y limpiarnos completamente del pecado. Fue la conciencia la que ha sido despertada por la Palabra de Dios, pero que también puede descansar en una salvación terminada. Figurativamente hablando, por la noche podemos apoyar nuestra cabeza sobre la almohada sabiendo que nuestros pecados son totalmente, completamente, plenamente perdonados. Podemos saber que tenemos la relación adecuada con Dios porque Cristo la ha hecho apropiada. El versículo 14 también dice "limpiará vuestras conciencias de obras muertas". Las obras muertas tienen que ver con las obras que usted realiza para salvarse. Es que, desde un punto de vista espiritual, estamos muertos en nuestras transgresiones y pecados, y todo lo que una persona muerta puede producir son obras muertas. Así que cualquier cosa que usted haga para tratar de obtener su salvación constituye una obra muerta. Como las buenas obras nunca son una causa de salvación, sino que son un resultado de la salvación, el escritor continuó diciendo "limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo". La palabra servir implica realmente "adorar". Se trata de "adorar al Dios vivo". La adoración y el servicio van juntos. Usted no puede servir a Dios sin adorarle; y tampoco puede adorarle sin servirle. Cuando vemos hoy a un creyente perezoso, que no hace nada para Dios, no cuestionamos su salvación, pero sí ponemos en duda su adoración. ¿Adora esa persona realmente a Dios? Porque si usted, amado hermano, se postra ante Él en adoración y alabanza, entonces usted se va a levantar y comenzará a hacer algo para Él. vr. 15.-"Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que, interviniendo muerte para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" Dice aquí que Cristo es "mediador de un nuevo pacto". El énfasis recae en el hecho de que Él es el mediador del nuevo pacto. Aquellos que estuvieron bajo el pacto antiguo, los creyentes del Antiguo Testamento, fueron salvos porque esperaban con ansia Su venida cuando presentaban sus sacrificios. No sabemos cuánto entendieron, y sin embargo, el Señor Jesús dijo en el capítulo 8 del Evangelio de Juan versículo 56: "56 Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó". El libro del Génesis no nos contó este detalle, pero sí lo mencionó el Señor Jesús. Creemos que todas las personas del Antiguo Testamento esperaron con ansia la venida de Cristo. Fue como si Dios hubiera salvado "a crédito". La sangre de los toros y machos cabríos nunca pudo remover sus pecados. Ellos presentaron sus sacrificios por fe, y cuando Cristo vino, murió para redimir "los pecados pasados", como dice Romanos 3:25. Es decir, que Él murió por los pecados de todos aquellos que vivieron en el período que se extendió desde Adán hasta el tiempo de la cruz. Y desde aquel tiempo usted y yo también acudimos a Él por la fe. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

1 comentario:

samuel ricardo sanchez dijo...

<< Amados hermanos y hermanas en Cristo, Solicito me acompañen en Oración por Dos Peticiones Personales, que tengo delante del Señor. Dios les Bendiga.>> Samuel Ricardo Sánchez, pastor.