Estudio Bíblico:
Lección: 1ra. Corintios 3: 06-10
Texto: Romanos 12: 05.
Vs.06.-Yo plante, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Esta es una ilustración tomada directamente de la vida del campo, donde los campesinos plantan semillas o brotes. Para que las semillas germinen o que los brotes desarrollen raíz, el compañero de faenas suple el agua necesaria para el campo. Se espera que el agricultor prepare la tierra para que sea fértil. Esto incluye arar, fertilizar, esparcir la semilla o colocar los brotes, regar, desmalezar, cultivar y desinfectar. Pero hasta aquí llega la actividad humana, ya que no es capaz de hacer crecer las plantas. El hombre de buena gana reconoce que no puede controlar el clima. No puede hacer que el sol brille, el viento sople y que la lluvia caiga. Por consiguientes, no puede hacer que las plantas crezcan y depende completamente de Dios para su cosecha. Asimismo, Pablo predicó el evangelio en Corinto. Plantó semillas donde nadie había proclamado a Cristo. Un año y medio más tarde, cuando partió para Éfeso, en Corinto había nacido una nueva congregación. Cuando Apolos vino a Corinto, suministró el agua necesaria. Les ayudó demostrándoles con las Escrituras que Jesús era el Cristo (Hechos 18:28). Pero todo el trabajo de Pablo y Apolos habría sido en vano, si Dios no hubiera continuado haciendo crecer a la iglesia espiritual y numéricamente. Los verbos usados en el texto griego indican que el trabajo de Pablo y Apolos era transitorio, mientras que el de Dios es continuo. Llegaría el tiempo en que Pablo y Apolos se irían de Corinto, mientras que Dios seguiría haciendo crecer la iglesia.
Vs. 07.-Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Este versículo entrega la conclusión al versículo anterior: no es el hombre, sino Dios quien recibe la gloria y el honor por la obra que se realiza en la iglesia. Pablo sigue usando imágenes tomadas de la agricultura, pues se refiere al “que planta” y al “que riega”. Con todo el crédito no es de ellos, no importa cuán importante sea su labor. Dios recibe el reconocimiento total. Nótese la conclusión en la que Pablo no menciona nombre alguno. No está interesado en nombres, sino en los resultados. A través de todo el mundo se realiza la labor de predicar y enseñar el evangelio, pero esta labor tiene fruto sólo si Dios la bendice. Los corintios deben ver la mano de Dios en la obra realizada por los pastores de la Palabra. Los pastores son nada en comparación con Dios. Si Dios quisiera, podría levantar una iglesia sin la ayuda de predicadores, pero ha decidido usar predicadores para el crecimiento de la iglesia (Romanos 10:14). Pablo no desprecia la tarea a la que los predicadores son llamados. ¡De ningún modo! No obstante, omite a propósito los nombres de personas, para demostrar a los lectores que Dios es importante, no los predicadores.
Vs. 08.- Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno…..
(1) Unidad “ Y el planta y el que riega son una misma cosa”. Imaginémonos a dos jornaleros trabajando duro en el campo. Uno planta brotes, el otro los riega. Ambos tienen un mismo objetivo: que las plantas crezcan y maduren para la cosecha. Ni los dos jornaleros ni quienes los ven trabajar piensan en rivalidades o altercados, sino que en unidad y cooperación. Pablo y Apolos jamás pensaron en competir. Por el contrario, como consiervos de Cristo, sirvieron a la iglesia de Corinto para la gloria de Dios. Por esto, Pablo puede decir que ambos son uno, las dos personas pertenecen a la misma categoría de trabajadores en el campo de labranza de Dios.
(2) Individualidad. En la mitad de este versículo, Pablo hace notar que Dios no pasa por alto el factor de la individualidad: “cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor”. En los versículos que siguen, Pablo no restringe la aplicación de las palabras “cada uno”, para que nosotros podamos aplicarlas a todos los obreros del reino de Dios. Esta parte del versículo dice que el obrero trabaja no para su propia gloria, sino para la gloria de Dios. Ilustremos el punto con una de las parábolas. Un siervo recibió cinco talentos, otro recibió dos. Estos siervos se esforzaron al máximo, y usando ingenio y esfuerzo duplicaron el dinero que su amo les encargó. Cuando el amo volvió, el que recibió cinco, le entregó diez talentos y el que recibió dos le entregó cuatro. Cada uno recibió alabanza y aprobación personal por la labor que había hecho (Mateo 25: 14-23). Al comprometerse del todo con su amo, los dos siervos mostraron que le tenían un apego incondicional. Trabajaron para él, no para sí mismos. Las recompensas son el resultado de la fidelidad. No son la razón ni el objetivo del trabajo de los siervos.
Vs.09.-Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza….
Pablo y Apolos (y todos sus siervos) somos compañeros de trabajo para Dios. Porque Dios y el hombre nunca son iguales en la proclamación del evangelio, porque el hombre no es más que un instrumento en las manos de Dios y no trabaja con él, sino para él. (Hechos 9:15). “y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Pablo deja a los Pastores para abordar ahora a los hermanos de la congregación, cambia de somos a vosotros sois. Por medio de la predicación del evangelio, Pablo y Apolos están cultivando a los corintios, a quienes Pablo llama labranza (terreno de sembrar). Los corintios deben entender que los pastores no trabajan en la iglesia para sí, sino para él Señor. “De esto se desprende que los corintios estaban mal al identificarse con los hombres, ya que por derecho eran propiedad de Dios solo”. Juan Calvino
De la figura agrícola Pablo ahora se vuelve a una metáfora sacada de la arquitectura. “(sois) edificio de Dios”. Así como un campo se cultiva, un edificio se construye. Los edificadores laboran para el Señor (ver Efesios 2: 19-22; 1 Pedro 2:5). Pablo usa repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a los cristianos como el edificio de Dios (vv. 9-16) y hace notar que Cristo es el único cimiento (v.10-14; Ef.2: 20). Describe la vida espiritual de los creyentes como un proceso de edificación (Ef. 4: 29; 1 Ts. 5:11). También revela que los cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col. 2:7).
Vs. 10.-Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto.
Reconoce la gracia que ha recibido de Dios. No pretende pertenecer al grupo cerrado de los doce apóstoles ni haber recibido la enseñanza que todos los días les impartió el Señor. Pablo fue llamado tiempo después de que Cristo ascendió y después de que el Espíritu Santo fuese derramado. Con toda humildad, Pablo atribuye su posición de apóstol a la gracia que Dios le ha dado. “Como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima”. Pablo emplea términos que le son familiares a los corintios que sabían del rubro de la construcción, especialmente la conectada con los templos. Se confiere el título de Arquitecto (perito) un hombre experimentado en el trabajo, capaz de supervisar el trabajo de otros subcontratistas. El jefe de construcción era responsable de supervisar diariamente el trabajo de cada uno de los constructores. Asimismo, Pablo tenía la tarea de supervisar el trabajo realizado por sus colaboradores que estaban edificando un templo espiritual en Corinto. Se presenta como un jefe de construcción sabio y diestro. Antes de que sus asistentes, Silas y Timoteo, llegaran (Hechos 18: 4-5). Pablo colocó el cimiento, mientras que otros edifican la estructura. “pero cada uno mire cómo sobreedifica”.En Romanos 15:20 Pablo dice: “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno”. En la última parte, Pablo exhorta a los edificadores a que produzcan un trabajo de calidad. Quiere que cada albañil dé lo mejor de sí. Según su propio ejemplo, él espera que todos los que edifiquen sobre el cimiento que puso adopten la misma ética laboral. Su tarea es edificar a cada miembro de la iglesia enseñando y predicando con fidelidad el evangelio de Cristo.
Lección: 1ra. Corintios 3: 06-10
Texto: Romanos 12: 05.
Vs.06.-Yo plante, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Esta es una ilustración tomada directamente de la vida del campo, donde los campesinos plantan semillas o brotes. Para que las semillas germinen o que los brotes desarrollen raíz, el compañero de faenas suple el agua necesaria para el campo. Se espera que el agricultor prepare la tierra para que sea fértil. Esto incluye arar, fertilizar, esparcir la semilla o colocar los brotes, regar, desmalezar, cultivar y desinfectar. Pero hasta aquí llega la actividad humana, ya que no es capaz de hacer crecer las plantas. El hombre de buena gana reconoce que no puede controlar el clima. No puede hacer que el sol brille, el viento sople y que la lluvia caiga. Por consiguientes, no puede hacer que las plantas crezcan y depende completamente de Dios para su cosecha. Asimismo, Pablo predicó el evangelio en Corinto. Plantó semillas donde nadie había proclamado a Cristo. Un año y medio más tarde, cuando partió para Éfeso, en Corinto había nacido una nueva congregación. Cuando Apolos vino a Corinto, suministró el agua necesaria. Les ayudó demostrándoles con las Escrituras que Jesús era el Cristo (Hechos 18:28). Pero todo el trabajo de Pablo y Apolos habría sido en vano, si Dios no hubiera continuado haciendo crecer a la iglesia espiritual y numéricamente. Los verbos usados en el texto griego indican que el trabajo de Pablo y Apolos era transitorio, mientras que el de Dios es continuo. Llegaría el tiempo en que Pablo y Apolos se irían de Corinto, mientras que Dios seguiría haciendo crecer la iglesia.
Vs. 07.-Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Este versículo entrega la conclusión al versículo anterior: no es el hombre, sino Dios quien recibe la gloria y el honor por la obra que se realiza en la iglesia. Pablo sigue usando imágenes tomadas de la agricultura, pues se refiere al “que planta” y al “que riega”. Con todo el crédito no es de ellos, no importa cuán importante sea su labor. Dios recibe el reconocimiento total. Nótese la conclusión en la que Pablo no menciona nombre alguno. No está interesado en nombres, sino en los resultados. A través de todo el mundo se realiza la labor de predicar y enseñar el evangelio, pero esta labor tiene fruto sólo si Dios la bendice. Los corintios deben ver la mano de Dios en la obra realizada por los pastores de la Palabra. Los pastores son nada en comparación con Dios. Si Dios quisiera, podría levantar una iglesia sin la ayuda de predicadores, pero ha decidido usar predicadores para el crecimiento de la iglesia (Romanos 10:14). Pablo no desprecia la tarea a la que los predicadores son llamados. ¡De ningún modo! No obstante, omite a propósito los nombres de personas, para demostrar a los lectores que Dios es importante, no los predicadores.
Vs. 08.- Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno…..
(1) Unidad “ Y el planta y el que riega son una misma cosa”. Imaginémonos a dos jornaleros trabajando duro en el campo. Uno planta brotes, el otro los riega. Ambos tienen un mismo objetivo: que las plantas crezcan y maduren para la cosecha. Ni los dos jornaleros ni quienes los ven trabajar piensan en rivalidades o altercados, sino que en unidad y cooperación. Pablo y Apolos jamás pensaron en competir. Por el contrario, como consiervos de Cristo, sirvieron a la iglesia de Corinto para la gloria de Dios. Por esto, Pablo puede decir que ambos son uno, las dos personas pertenecen a la misma categoría de trabajadores en el campo de labranza de Dios.
(2) Individualidad. En la mitad de este versículo, Pablo hace notar que Dios no pasa por alto el factor de la individualidad: “cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor”. En los versículos que siguen, Pablo no restringe la aplicación de las palabras “cada uno”, para que nosotros podamos aplicarlas a todos los obreros del reino de Dios. Esta parte del versículo dice que el obrero trabaja no para su propia gloria, sino para la gloria de Dios. Ilustremos el punto con una de las parábolas. Un siervo recibió cinco talentos, otro recibió dos. Estos siervos se esforzaron al máximo, y usando ingenio y esfuerzo duplicaron el dinero que su amo les encargó. Cuando el amo volvió, el que recibió cinco, le entregó diez talentos y el que recibió dos le entregó cuatro. Cada uno recibió alabanza y aprobación personal por la labor que había hecho (Mateo 25: 14-23). Al comprometerse del todo con su amo, los dos siervos mostraron que le tenían un apego incondicional. Trabajaron para él, no para sí mismos. Las recompensas son el resultado de la fidelidad. No son la razón ni el objetivo del trabajo de los siervos.
Vs.09.-Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza….
Pablo y Apolos (y todos sus siervos) somos compañeros de trabajo para Dios. Porque Dios y el hombre nunca son iguales en la proclamación del evangelio, porque el hombre no es más que un instrumento en las manos de Dios y no trabaja con él, sino para él. (Hechos 9:15). “y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Pablo deja a los Pastores para abordar ahora a los hermanos de la congregación, cambia de somos a vosotros sois. Por medio de la predicación del evangelio, Pablo y Apolos están cultivando a los corintios, a quienes Pablo llama labranza (terreno de sembrar). Los corintios deben entender que los pastores no trabajan en la iglesia para sí, sino para él Señor. “De esto se desprende que los corintios estaban mal al identificarse con los hombres, ya que por derecho eran propiedad de Dios solo”. Juan Calvino
De la figura agrícola Pablo ahora se vuelve a una metáfora sacada de la arquitectura. “(sois) edificio de Dios”. Así como un campo se cultiva, un edificio se construye. Los edificadores laboran para el Señor (ver Efesios 2: 19-22; 1 Pedro 2:5). Pablo usa repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a los cristianos como el edificio de Dios (vv. 9-16) y hace notar que Cristo es el único cimiento (v.10-14; Ef.2: 20). Describe la vida espiritual de los creyentes como un proceso de edificación (Ef. 4: 29; 1 Ts. 5:11). También revela que los cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col. 2:7).
Vs. 10.-Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto.
Reconoce la gracia que ha recibido de Dios. No pretende pertenecer al grupo cerrado de los doce apóstoles ni haber recibido la enseñanza que todos los días les impartió el Señor. Pablo fue llamado tiempo después de que Cristo ascendió y después de que el Espíritu Santo fuese derramado. Con toda humildad, Pablo atribuye su posición de apóstol a la gracia que Dios le ha dado. “Como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima”. Pablo emplea términos que le son familiares a los corintios que sabían del rubro de la construcción, especialmente la conectada con los templos. Se confiere el título de Arquitecto (perito) un hombre experimentado en el trabajo, capaz de supervisar el trabajo de otros subcontratistas. El jefe de construcción era responsable de supervisar diariamente el trabajo de cada uno de los constructores. Asimismo, Pablo tenía la tarea de supervisar el trabajo realizado por sus colaboradores que estaban edificando un templo espiritual en Corinto. Se presenta como un jefe de construcción sabio y diestro. Antes de que sus asistentes, Silas y Timoteo, llegaran (Hechos 18: 4-5). Pablo colocó el cimiento, mientras que otros edifican la estructura. “pero cada uno mire cómo sobreedifica”.En Romanos 15:20 Pablo dice: “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno”. En la última parte, Pablo exhorta a los edificadores a que produzcan un trabajo de calidad. Quiere que cada albañil dé lo mejor de sí. Según su propio ejemplo, él espera que todos los que edifiquen sobre el cimiento que puso adopten la misma ética laboral. Su tarea es edificar a cada miembro de la iglesia enseñando y predicando con fidelidad el evangelio de Cristo.
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