sábado, 13 de enero de 2007

Estudio Biblico para este sabado 13 de enero



Lección: 1 Corintios 03: 11-15
Texto: Ev. Lucas 06: 48.-
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Vs. 11.- Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el…
Fundamento: Toda casa y edificio necesita un fundamento (cimiento) sólido. Si en murallas construidas sobre una sólida base aparecieran grietas y fisuras significativas, su origen no podría deberse al cimiento. La culpa recaería en aquellos que descuidadamente construyeron la estructura. ¿Cuál fue el fundamento que, por la gracia de Dios, Pablo colocó en Corinto? Fue el evangelio de Cristo. Asistido por Dios, Pablo ejecutó una labor notable cuando llevó el evangelio a una ciudad pagana mundialmente conocida por su inmoralidad. Los corintios escucharon las buenas nuevas de salvación por medio de Jesucristo, a saber, escucharon acerca de la venida en carne del Hijo de Dios, del sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Oyeron de la realidad del perdón y de la restauración para todo aquel que acepta a Cristo con fe genuina. La persona y obra de Jesucristo, tal como lo revela la Escritura, es el verdadero fundamento sobre el que se edifica la iglesia. Pablo espera que los pastores del evangelio de Cristo edifiquen la iglesia y que lo hagan fielmente, en armonía con el evangelio.
Pablo previene a los corintios que “nadie puede poner otro fundamento”. Con la advertencia, “pero cada uno mire cómo sobreedifica.”(v.10), alerta a los edificadores de que su obra será juzgada. Ningún obrero en el servicio del Señor puede enseñar y predicar impunemente un evangelio contrario al evangelio de Cristo. Ninguno puede colocar otro cimiento para reemplazar el que Dios mismo ha puesto. De hacerlo, será todo un fracaso. Ningún teólogo puede adulterar el evangelio sin sucumbir bajo la ira de Dios (v.17). Los apóstoles recibieron este evangelio de Jesús, lo proclamaron a judíos y gentiles y lo comunicaron a la posteridad como un sagrado depósito. Por lo tanto, la iglesia descansa en ninguna otra base que no sea la revelación de Jesucristo. Al hablar así, sin duda que Pablo se estaba oponiendo a aquellos que estaban haciendo todo lo que podían por cambiar el fundamento sobre el que había sido construida la iglesia de Corinto.

Vs. 12.-Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas,…
Pablo se refiere al edificio, a la edificación que los obreros están levantando en la Iglesia de Dios. La palabra alguno es lo suficientemente amplia como para abarcar a cada una de las personas que activamente trabaja a favor del Señor. En otras palabras, el término alguno no se limita a predicadores y maestros del evangelio. Cada creyente debe estar edificando sobre el fundamento de la Palabra de Dios.
Con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca. La metáfora quiere comunicar que la calidad del edificio debe ser como la del fundamento. Los materiales usados para construir la estructura deben congeniar con la durabilidad y magnificencia del fundamento. Si el fundamento que Dios ha colocado es la revelación en Jesucristo, entonces el edificio debería reflejar esa revelación en cada fase de su construcción. Pablo menciona seis artículos que presenta en orden descendente de calidad. De los seis, el oro es el más fino y la hojarasca el más ordinario. En la antigüedad, los templos eran construidos de mármol y adornados con oro y plata. Las casas comunes se construían de madera y ladrillos (mezcla de barro y paja). Es obvio que nadie construirá una casa de puro oro, plata, piedras preciosas, madera, heno. Por sí solos, estos materiales no se prestan para construir una casa completa. No obstante, Pablo usa esta figura para mostrar qué hace la gente con la revelación de Jesucristo. Algunos viven según esa Palabra, la aplican a su vida diaria y se van desarrollando espiritualmente a medida que buscan edificarse y edificar a sus hermanos. Estas personas estarán vitalmente interesadas en la sana doctrina y en la “predicación pura de la Palabra de Dios”. Edifican sus casas espirituales con los metales y piedras preciosas de la Palabra viviente. Pero otros viven vidas superficiales con una apariencia de cristianismo; y parecen estar satisfechos con vivir en casas ordinarias hechas de madera, heno, hojarasca.

Vs. 13.- La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues…
Cada uno deberá dar cuenta de lo que ha hecho con la revelación que Dios dio acerca de su Hijo. Así como en la parábola de los talentos o de las minas cada siervo tenía que comparecer ante su amo (Mateo 25: 14-30; Lucas 19: 11-27), asimismo todos individualmente tendrán que presentarse ante el Señor cuando llegue el juicio final (Ap.20: 11-15). Llegará el momento en que la obra de cada uno se hará evidente. Los libros serán abiertos y cada uno será juzgado según las obras que allí hayan sido registradas (Ap.20:12). En esta vida una persona puede ocultar lo que hace, pero Pablo advierte que pronto llegará el día en que todo lo que hacemos será público. Se sacará a la luz todo lo que hicimos o dejamos de hacer por Cristo. “porque el día la declarará,” El día del juicio final pondrá al descubierto las obras de todos los hombres. “pues por el fuego será revelada;”: El día será revelado cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego (2 Ts. 1:7; Mal. 4:1).
“y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará”: Pablo no está diciendo necesariamente que la obra equivale a un edificio que se construye. Desde un punto de vista espiritual, la prueba del fuego no determina el destino eterno de los corintios (v.15), sino más bien determina “si dentro del contexto de la salvación, ellos recibirán o no recompensas”. ¿Cuáles son los factores determinantes en este proceso de prueba? Los factores son la FE en Jesucristo (v. 5) y la presencia del Espíritu Santo en los corazones de los creyentes (v.16; 6: 19). Las recompensas se dan en base a ACTIVA OBEDIENCIA A CRISTO y se logran en un ESPÍRITU HUMILDE DE GRATITUD.

Vs. 14.- Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Esta parte introduce el concepto de permanencia. Al examinar detenidamente lo que Pablo dijo acerca de la edificación de un edificio, nos dimos cuenta de que para él Jesucristo es el cimiento de la estructura (vv. 10-11). También advirtió a los corintios de que debían tener cuidado de cómo edificaban sobre el fundamento. Su razonamiento era que, si el fundamento es magnífico, el edificio debe ser igualmente valioso. El uso de materiales nobles (oro, plata, y piedras preciosas) en el edificio será la única forma de complementar adecuadamente ese costoso fundamento que es Jesucristo. El obrero fiel que edifica la Iglesia tiene metas de gran alcance usa materiales costosos y se enorgullece en hacer trabajos de calidad. Hay una vieja historia apropiada para el tema: Una vez una persona pasó por una construcción y vio a dos albañiles colocando ladrillos. Se acercó a uno y le preguntó qué estaba haciendo. El hombre le respondió de mala gana:¡ Acaso es ciego, no ve que estoy poniendo ladrillos! Después fue donde el otro albañil y también le pregunto qué estaba haciendo. El hombre exclamó con orgullo: “¡Amigo mío, estoy construyendo una catedral!”. La conclusión de la primera oración condicional enseña que un obrero diligente “recibirá recompensa”. Pablo repite aquí lo que ya dijo en el v. 8 “cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.” Pablo no está enseñando a que acumulen méritos por el trabajo que hacen para el Señor. Por el contrario, él mismo exclama con gozo que su obra la realiza por “la gracia de Dios” que le fue dada (v.10). El cristiano no vive como un caza recompensas, sino por gracia y misericordia (Lucas 17:10). Sólo así el Señor coronará el esfuerzo del creyente con bendiciones indispensables y hasta alabará al obrero diligente (4:5). Esta es la forma en que el cristiano fiel recibe sus recompensas.

Vs.15.- Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será…
Este es el otro lado de la moneda. El fuego ardiente destruye todo el material inflamable, incluyendo la madera, el heno y la hojarasca. Cuando el fuego se apaga, uno se da cuenta de cuánto se ha perdido. Es fácil decir que este v. 15 se limita a los predicadores del evangelio que son negligentes en sus tareas y que ven esfumarse todos sus esfuerzos. Pero el texto apunta a todos los creyentes y, de esta forma, nos advierte que nunca debemos ser negligentes, sino que debemos trabajar con esmero por la causa del Señor. “Si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. A pesar de que el creyente irresponsable sufre pérdida, Dios en su gracia todavía le concede el don de la salvación. El escritor John Albert Bengel describe gráficamente el concepto salvación comparando al creyente salvado por fuego con un “comerciante que, habiendo naufragado y perdido todas sus mercaderías y dinero, logra llegar a la orilla con la ayuda de las olas”. Esto no quiere decir que todo el que lleve a cabo lo obra que Cristo le asignó será salvo (Mateo 7:21-23). La salvación es un acto de la gracia de Dios a través de la obra expiatoria de Cristo en la cruz. Nadie entra al cielo en base a sus buenas obras, porque el Señor dijo que el Sumo Sacerdote Josué, quien era acusado por Satanás, era “un tizón arrebatado del incendio” (Zacarías 3:2; Judas 23).

Comentarios y consideraciones prácticas:

En el v. 14, el comentarista bíblico James E. Rosscup concluye que Pablo combina símbolos que agradecen a Cristo y recompensan al creyente: sana doctrina, actividad, motivación y carácter.

Nuestro amado Pastor y Obispo, pastoreo esta congregación por 42 años, identificándose totalmente con la Iglesia. Convirtiéndose en una fuerza que empujaba a la congregación a servir al Señor, a edificar templos, predicar el evangelio, enseño una sana doctrina. En la última Escuela Dominical que asistió, dirigiéndose a los hermanos de la 1ra. clase, nos pidió que en su ausencia no dejáramos la Iglesia, que siguiéramos trabajando por la obra del Señor. El temor de nuestro pastor y a sí lo manifestó en aquel momento que la congregación se dividiera o algunos se detuvieran, por lo mismo nos hizo prometer que seriamos fieles en la obra del Señor y no nos moveríamos de este lugar. Nuestra iglesia floreció durante su largo pastorado y administración, mientras que otras han gozado de una variedad de dones y talentos de pastores que sirvieron por períodos más cortos. Sea como sea, las iglesias no deben estar edificadas sobre el nombre o los talentos del pastor, sino sobre el sólido fundamento de Jesucristo. Si así ocurre, la congregación se mantiene robusta y continua creciendo. Como los pastores se van, cuando él Señor los llama. La iglesia fundada sobre Jesucristo permanecerá unida y trabajando para siempre.

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