viernes, 19 de enero de 2007

Estudio Biblico para este sabado 20 de enero

Lección: 1ª Corintios 3: 16-20
Texto: Gálatas 6: 03.
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Vs.16.- ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en…
Pablo realmente no está preguntando, está reprendiendo a los corintios. Les regaña por no saber cuál es su estado y lugar en relación a Dios. Al hacerse seguidores de Cristo debieron haberse dado cuenta de que el Espíritu Santo vive dentro de ellos y que permanece en ellos. En otras cartas, Pablo afirma claramente: “somos templos del Dios viviente” 2ª Corintios 6: 16 y Efesios 2:21. Ahora increpa a los corintios por la negligencia y pereza que demuestran al no aplicar el conocimiento adquirido (1:5; 8:1). Saben que son el templo de Dios. Para Pablo y los corintios, el templo de Dios es la iglesia, el cuerpo de creyentes. Aun cuando Pablo cumplió un voto, Hechos 18:18 y presentó ofrendas en el templo de Jerusalén (Hechos 21: 23-26), para él el templo espiritual era la iglesia. También sabía que si la iglesia deja de obedecer la Palabra de Dios, poco a poco el maligno se apoderaría de ella con el fin de vivir en ese templo (2ª Ts.2:4). Con todo, el templo de la iglesia pertenece a Dios, no a Satanás. Para Pablo no hay otro templo que no sea la iglesia de Jesucristo, pues allí le ha placido a la deidad morar.
“…El Espíritu de Dios mora en vosotros? La iglesia es santa porque el Espíritu de Dios mora en los corazones y vidas de los creyentes. En 6:19 Pablo señala que el Espíritu Santo vive en los cuerpos físicos de los creyentes. Aquí, en cambio, les dice a los corintios que el Espíritu está presente en ellos y de que ellos son el templo de Dios. Los corintios debían saber que habían recibido el don del Espíritu de Dios. Pablo ya les había hecho ver que ellos no habían recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios (2:12). El apóstol enseña que los cristianos son personas controladas por el Espíritu de Dios que vive en ellos (Ro.8:9), no por la naturaleza humana pecaminosa. Los cristianos de Corinto se comportaban en una manera reprensible, pues se veía en su medio riñas, celos, inmoralidad y un ambiente permisivo. Esa conducta era un sacrilegio al templo de Dios. Como Pablo dice en otra epístola, estaban contristando al Espíritu Santo (Efesios 4:30; 1ª Ts.5:19).

Vs.17.-Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el…
Pablo quiere decir que, al escribir esta epístola, están presentes los elementos que pueden destruir el templo de Dios. Sin identificarlos por nombre, habla de aquellos que no tienen el Espíritu de Dios, quienes a propósito están arruinando, corrompiendo y destruyendo la iglesia. Con su forma de vida mundana están influyendo a los miembros de la iglesia. Pablo quiere subrayar que la iglesia es el templo de Dios; quien sea que trate de destruir este templo, sea por doctrina o forma de vida, se pone bajo la ira de Dios. En suma, Dios lo destruirá. No se trata sólo de la ley del talión, que cada uno recibe lo que merece, se trata de que la iglesia es para Dios como la niña de sus ojos (Zacarías 2:8). Quien toca a la iglesia, toca a Dios.
¿Por qué Dios protege a la iglesia y destruye a sus enemigos? Porque la iglesia es propiedad de Dios y está separada del mundo (2ª Corintios 6:14-16). La iglesia es santa en Cristo y como tal permanece delante de Dios sin mancha ni arruga (Efesios 5:27). Pablo les habla a los corintios en una forma muy personal y les dice con firmeza que ellos son el templo de Dios. A pesar de sus pecados, estos creyentes fueron santificados en Cristo y llamados a ser santos (1:2). La Iglesia es santa porque Dios es santo.

Vs.18. Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este...
Previene a los hermanos en contra del autoengaño, que es lo que Pablo afirma está ocurriendo en la iglesia de Corinto. Su intención es advertirles de que corren el peligro de apartarse de la verdadera enseñanza de la Palabra de Dios. Tanto Pablo como Santiago amonestaron más de una vez: “sobre el engaño” (ver: 1ª Co. 6:9; 15:33: Gá. 6:7; 2ª Ts.2:3; Stgo.1: 16). Uno se engaña a sí mismo cuando trata de justificar sus pensamientos, palabras y acciones, rehusando admitir que está equivocado. ¿A qué autoengaño en particular se refiere Pablo? La respuesta está en la siguiente oración. “Si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo”. Primero, el apóstol se dirige a todos los hermanos de la iglesia de Corinto, oficiales y maestros, membresía y adherentes. Notemos que, al dirigirse a sus lectores, vuelve a usar la frase si alguno (vv. 12,17). Pablo especifica que la sabiduría que seduce a los creyentes tiene su origen en este siglo. La sabiduría del mundo se manifiesta en gente que busca ser independiente, tener el control de sus propias vidas y administrar todos sus asuntos, sin someterse al señorío de Cristo. “Hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.”Esta afirmación significa que los corintios debían dar un giro de 180 grados. Debían rechazar la sabiduría mundana y hacerse necios a los ojos del mundo. Los corintios debían darse cuenta del contraste que hay entre el cristianismo y el mundo, para luego aceptar la etiqueta de necio. Mencionemos uno o dos ejemplos de la insensatez cristiana. Los cristianos obedecen el mandamiento de Jesús de amar a los enemigos (Mateo 5:44; Lucas 6:27). En cambio, el mundo prescribe el lema de ¡ya me las pagaras! Jesús enseña a sus seguidores que deben dar generosamente a todo el que tenga necesidad (Lucas 6: 30-38). Pero el mundo promueve el individualismo: “lo que es mío es mío”. Para el mundo las enseñanzas de Jesús son necias. Sin embargo, Pablo enseña que si nos hacemos necios a los ojos del mundo, lograremos ser sabios a los ojos de Dios. La meta es conseguir que los cristianos sigan los preceptos del evangelio de Cristo. El Señor debe ser su guía, en él deben confiar por completo para adquirir sabiduría celestial (Santiago 1:5). El cristiano que obedientemente obedece la voz de su Señor, lleva a cabo con humildad las obras que emanan de un corazón sabio y entendido. El tal posee una sabiduría celestial que es: “pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. Santiago 3:17.-

Vs. 19.- Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.

Vs. 20.-Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
En este resumen, Pablo repite lo que expresó anteriormente, al preguntar: “Acaso Dios no ha tornado en insensatez la sabiduría de este mundo?” (1:20). La frase de este mundo es paralela a este siglo (v.18), y ambas expresiones aparecen en el discurso sobre la sabiduría y la insensatez (1:20). Dado que el eje de la discusión se encuentra en el contraste que hay entre el mundo y la iglesia, Pablo cree que es necesario reiterar su enseñanza acerca de la sabiduría del mundo. Fundamenta su enseñanza en la Escritura. En 1:19 citó Isaías 29: 14, ahora cita el libro de Job y un Salmo, para mostrar que Dios detesta la sabiduría que se origina en el corazón del hombre. En la primera cita (v.19), Pablo traduce literalmente del texto hebreo de Job 5: 13. La cita es parte de un largo discurso que Elifaz el temanita dirige a Job. Elifaz compara a Dios con un cazador que prende a Job en su astucia. En cierto sentido, la cita se saca de su contexto. Pablo la usa porque contiene la palabra clave sabio. No obstante, el texto se aplica directamente a los sabios del tiempo de Pablo, quienes buscaban sabiduría sin Dios, el Señor prende a los sabios en su propia astucia, convirtiendo su sabiduría en necedad.
La segunda cita (v.20) viene del Salmo 94:11, El contexto del Salmo 94 habla del razonamiento insensato de los arrogantes que oprimen y matan al inocente. Se jactan de que están a salvo, porque el Señor no los ve ni se interesa (Sal.94:7). Esta gente es similar a los que se oponen a Dios mediante la sabiduría mundana. Dios conoce a cabalidad sus pensamientos, porque nada se le esconde. El Señor declara que los pensamientos de los hombres son vanos, esto es, sus opiniones son frívolas e inútiles (Ro. 1:21). Las dos citas del A.T. tienen a Dios como sujeto y a los sabios como complemento directo. Dios considera necios a estos sabios. En la primera cita, se compara a los sabios con pájaros atrapados en una red, sin poder escapar. En la segunda, aun antes de que puedan formular sus pensamientos, Dios de antemano declara inútiles sus deliberaciones. Quien sea que se resista a Dios con sabiduría humana, siempre saldrá perdiendo.

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