Texto: Efesios 03: 07.
---------------------------------------
Siervos de Cristo
En este segmento de su epístola, Pablo afirma que como siervo de Jesucristo él tiene que dar cuentas al que lo envió. Cristo le exige ser fiel en el servicio a Dios y a su pueblo. Llegará el día en que Pablo será juzgado por el trabajo que realizó. Pero no lo juzgará un tribunal humano, sino que será Cristo mismo.
Vs. 01.-Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
“Así, pues”. Estas palabras se conectan con el capítulo anterior, donde Pablo exhortó a los corintios a no jactarse en los hombres, sean éstos Pablo, Apolos o Pedro. Les dijo que más bien miraran a Cristo, en quien lo poseen todo. Además, los siervos de Cristo son colegas que no están para competir unos con otros. Por medio del “Así, pues” Pablo conecta la enseñanza del capítulo 3 con lo que ahora está por escribir.
“Téngannos los hombres por servidores de Cristo”. Nótese que Pablo usa el plural “servidores” (siervos), para referirse a los apóstoles y a sus colaboradores, pero después en el versículo 3 cambia al singular. El uso del plural les recuerda a los corintios lo dicho en la discusión precedente. Si todo les pertenece en Cristo (3:21-22), que cada miembro de la iglesia tenga a los apóstoles como siervos de Cristo. La palabra “siervo” que aquí se usa no se deriva de diakonos, sino de hyperetai (siervos baja la autoridad del amo). Pablo le dice a los corintios que la iglesia debe entender la relación que hay entre los apóstoles y la iglesia y entre los apóstoles y Cristo. Los apóstoles son siervos en la iglesia, pero la iglesia no es su amo. Los apóstoles fueron enviados por Jesucristo a servir a la iglesia, porque Jesús es su amo (3:5; Hch.26:16). Por esto, los miembros de la iglesia deben respetar a estos apóstoles que voluntaria y fielmente les sirven en nombre de Cristo y por mandato de Cristo.
“Y administradores de los misterios de Dios.” (mayordomos) Se entrega una segunda descripción de Pablo y sus colaboradores mediante la palabra "administradores" o "mayordomos". El término apunta al siervo que por encargo del amo tiene a cargo el cuidado de la casa. El mayordomo era responsable de los bienes del amo y de cuando en cuando debía dar cuenta de su mayordomía (Mateo 25:14; Lucas 16:2; 19: 11-27). Para ponerlo en forma explícita, Pablo y sus colegas eran “subordinados de Cristo y superintendentes que trabajaban para Dios”. En este vr. 1, el término “administrador o mayordomo” no se refiere en forma literal a una casa y a los bienes de un amo; el sustantivo misterios nos dice que se refiere a los administradores de la revelación de Dios en Jesucristo.
La expresión misterio aparece con frecuencia en el Nuevo Testamento. Para ser preciso, ocurre una vez en la respuesta de Jesús acerca de su enseñanza en parábolas (Mateo 13: 11; Marcos 4: 11; Lucas 8: 10), 21 veces en las epístolas paulinas y 4 veces en el Apocalipsis (1:20; 10: 7; 17: 5-7). Pero ¿qué trata de decir Pablo con esta expresión? No se debe hacer una ecuación entre los misterios de Dios y el evangelio de Cristo. “El misterio no es en sí revelación; es el objeto de la revelación… La revelación descubre al misterio como tal. Por tanto, el misterio de Dios no se revela a sí mismo. En el tiempo designado, Dios mismo lo declara en su libre gracia a aquellos que ha elegido y bendecido por medio de él. Lo que Dios nos revela no es más que un vistazo de la totalidad del conocimiento divino. El conocimiento que Dios tiene siempre será un misterio para la mente humana. Con todo, mediante las Escrituras podemos captar la obra redentiva de Cristo. Se nos da a conocer el misterio de la redención a través de la Palabra de Dios y de la obra del Espíritu Santo. Los pastores, son mayordomos de los misterios de Dios. Son los instrumentos de Dios que proclaman el evangelio. Fortalecen la fe de los creyentes y edifican a la iglesia por medio de la obra del Espíritu Santo.
Vs.02.- Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
Se deduce que si Pablo y sus colaboradores son mayordomos de Dios, los corintios no están posición de poder juzgarlos. ¿Qué cualidad de estos mayordomos de los misterios de Dios deberán examinar los miembros de la iglesia de Corinto? La epístola de Pablo parece indicar que los destinatarios valoran la fluidez y la elocuencia. Pero sucede que el primer requisito para un mayordomo es la fidelidad. El cargo de mayordomo requiere una dedicación que elimine todo interés personal e incluya una lealtad dispuesta al sacrificio (Lucas 12:42). Pablo pasa a decir que la fidelidad que se requiere no tiene que ver con el equipo de obreros del Señor como un todo, sino con cada uno individualmente (1ª Pedro 4:10). Cada creyente debe demostrar fidelidad y dedicación.
Vs. 03. Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
“Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros”. No es que Pablo sea arrogante. Más bien está demostrando humildad; como fiel mayordomo que refrena cualquier interés personal, se juzga con modestia. En un estilo típico del Antiguo Testamento (Jueces 6:15), Pablo siempre se sitúa con modestia delante de Dios y ante los lectores de sus cartas (15:9; 2ª Corintios 11:1; Efesios 3:8). A Pablo no le amedrentaba ser examinado e interrogado, porque estaba dispuesto a sufrirlo todo por su Señor. Si los
corintios querían interrogarle, esto habría sido para él un asunto sin importancia. Si hubiesen tratado de traerlo hasta un tribunal humano, también lo habría tenido “en poco”, comparado con lo que significa compadecer ante el tribunal de Dios. Pablo no tenía que darle cuentas a los corintios, sino a Dios, quien lo había comisionado por medio de Jesucristo.
“O por tribunal humano”. Esta expresión quizá aluda a una corte de los apóstoles reunida para examinar el apostolado de Pablo. “Y ni aun yo me juzgo a mí mismo”. Esta no es una afirmación presuntuosa, mediante la cual Pablo busca ponerse por sobre toda crítica. ¡De ningún modo! Pablo sabe más bien que él no es lo suficientemente objetivo como para evaluar sus propios pensamientos, palabras y obras. Por lo tanto, le deja a Dios la tarea de juzgar, quien es el único capaz de ser un juez imparcial. Esto no quiere decir que Pablo renuncia a ser evaluado. Pablo no habla de acciones humanas, las cuales deben ser evaluadas periódicamente. Pablo habla de su apostolado. Esta clase de juicio sólo le pertenece a Dios.
Vs.04.-Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
Pablo afirma enfáticamente que su conciencia está tranquila, no está consciente de alguna falta (ver Job 27:6). Esto no quiere decir que haya acallado su conciencia. Más bien lo que quiere decir es que, en lo que a su apostolado se refiere, ha sido un siervo fiel que ha cumplido a cabalidad todas sus tareas. “No por eso soy justificado”. Esta es una forma brillante de expresar una profunda verdad. Si Pablo hubiese sido justificado en base a su fidelidad apostólica, estaría enseñando una justicia que se gana. Sin embargo, la justificación jamás podrá descansar en las buenas obras hechas por hombres (Tito 3:5), pues, si así fuera, la obra mediadora de Cristo sería incompleta e insuficiente. El ser humano alcanza plena justificación en base a la perfecta obra de Cristo. Pablo usa el verbo justificar en el tiempo presente: “soy justificado”. Con esto indica que él ya fue declarado justo, no por sus propias obras, sino por Jesucristo. Pablo demostró en la práctica de que era un apóstol trabajador. No obstante, su diligencia no logró conseguirle la perfección (Gá.2:16; Fil.3:12-13).
“Pero el que me juzga es el Señor”. Jesucristo es el Juez, quien cumplió él mismo toda la ley (Mateo 5:17) y quien es el fin de la ley (Romanos 10:4). Jesús tiene el derecho de juzgar a Pablo, porque mediante su Espíritu, Jesús lo comisionó como apóstol de los gentiles (Hch.13:1-3). Jesús juzgará su desempeño como apóstol. El Señor asigna, supervisa y evalua la obra que Pablo debe realizar, sea en períodos de frustración (Hch.18:6-10) o en tiempos de penalidades (Hch.23:11). Por esto, Pablo le dice a los corintios que es al Señor a quien tiene que dar cuentas (2Co.5:10).
Vs.05.- Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el…
“La venida del Señor”. Debido a que Jesús mismo es el juez de Pablo, el apóstol concluye que los corintios deberían abstenerse de juzgarlo. Les exhorta a que no juzguen nada, sino a que esperen el fin del tiempo, cuando el Señor regrese. En aquel día Pablo y los corintios compadecerán juntos ante el trono del Juicio, y entonces habrá llegado el momento de criticar la obra hecha por Pablo (6:2-3). Esta observación tiene el obvio propósito de mostrarle a los corintios que ellos también enfrentarán el juicio. Nótese de que Pablo da a sus lectores un mandamiento enfático, que literalmente lee: “no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor”. Al vincular la consumación del mundo con la venida del Señor, ordena a los creyentes a que terminen con las críticas. No quiere decir que tienen que dejar toda actividad de juzgar. Cuando o un pastor o predicador deja de apegarse a la verdad de la Palabra de Dios y vive y enseña lo que es contrario a las Escrituras, la iglesia está en el deber de juzgarlo. Pero Pablo les prohíbe que critiquen a la persona cuya conducta y enseñanza están en armonía con la Biblia. Cuando Jesús vuelva, y nadie sabe cuándo lo hará, entonces todos los creyentes tomarán parte en el juicio (6:2).
“La revelación del Señor”. El Señor expondrá las cosas internas y externas de la vida humana. Hará que las tinieblas se desvanezcan, y así sacara a la luz todo tipo de cosas que se mantuvieron ocultas. Aunque con frecuencia el término tinieblas tiene un sentido siniestro (Hch.13:6-11- Ef.5:11), la palabra tiene aquí un sentido neutral, refiriéndose a asuntos desconocidos. Dios es soberano sobre toda su creación, lo que incluye a las tinieblas. David dice, por ejemplo, que las tinieblas son como la luz para Dios (Salmo 139:12). El día del juicio muchas cosas que los creyentes desconocían saldrán a luz. Además, la gente tiene la capacidad de no dar a conocer sus pensamientos e intenciones. Muchas de estas motivaciones no se dan a conocer durante la vida terrenal de una persona. Pero cuando Jesús vuelva, las hará públicas, revelando todos los secretos (Ro.2:16- Ap.20:11-13).
“Alabanza de Dios”. ¿A quién exaltará Dios? Dios enaltece a la persona que ha sido regenerada por el Espíritu Santo, lo que la capacita para obedecer la Palabra como aquel que ha recibido alabanza de Dios (Ro.2:29). En el día del juicio, cuando Cristo revele todas las cosas, Dios de pura gracia elogiará al creyente (Ap.22:12). En lugar de reprenderles, Pablo termina con una nota positiva de alabanza, su fin es hacer que dejen de juzgar a Pablo y a sus colegas y que esperen alabanza de Dios, no de los hombres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario