viernes, 24 de agosto de 2007

Génesis 41: 53-55

La formación de la familia de José con el nacimiento de dos hijos, Manasés y Efraín (v.50-52. En los nombres que les puso, dio a entender su reconocimiento a la divina providencia por el giro tan favorable que había dado a sus asuntos, pues le había hecho fructificar en la tierra de su aflicción (v. 52). Egipto había sido la tierra de su aflicción y todavía lo era en algún sentido, pues no era Canaán, la tierra de la promesa. La lejanía de su padre era aún su aflicción. Pero las aflicciones de los santos les hacen rendir mayores y mejores frutos. "Efraín" viene a significar: fructífero y "Manasés" significa olvido. Las cosas suelen ir juntas, porque fue precisamente cuando engordó Jeserún, que se olvidó de su Hacedor (Dt. 32: 15). El cumplimiento de las predicciones de José: Faraón tenía gran confianza en la veracidad de las mismas. Vinieron los siete años de abundancia (v.47) y llegaron también a su fin (v. 53). Es una gran lección para el tiempo de abundancia. Todo lo que esté al alcance de tu mano, esmérate en hacerlo según tus fuerzas (Ec. 9:10), y recoge diligentemente, cuando es el tiempo de recoger. Y comenzaron a venir los siete años del hambre (v. 54). Parece ser que esta hambre no sólo cundió en Egipto, sino también en otros países, (por toda la tierra v. 57), es decir, en todos los países vecinos. Mas en toda la tierra de Egipto había pan (v.54), gracias a la previsión y a la provisión de José. Cómo cumplió con el cargo que se le había confiado. Fue fiel como corresponde a un buen administrador (1ª Co. 4:2). Fue diligente en recoger alimento y guardarlo en las ciudades mientras hubo abundancia (v. 48-49). Fue prudente y cuidadoso al abrir los graneros cuando llegó el hambre, manteniendo el mercado bastante barato mediante un suministro de grano hábilmente racionado. El pueblo, al sentirse en apuros, clamaba a Faraón pero él les enviaba a José (v. 55). No cabe duda de que José fijaba con justicia y sabiduría el precio del grano que se vendía, de modo que el país no sufriese opresión y de que nadie se aprovechase de la necesidad que el pueblo padecía. Debemos fijar los precios de acuerdo con la regla de oro de la justicia; hagamos así a los demás lo que desearía que nos hiciesen a nosotros (Mateo 7:12).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias RICARDO
Enrique
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