jueves, 9 de abril de 2015

Estudio Bíblico, jueves 2 de abril 2015

ESTUDIO BÍBLICO, jueves 2 de abril 2015. lección: Hebreos 9: 4 al 6. Texto : Mateo 4: 10.- Ultimo verso lección anterior : Como acabamos de leer, en el Lugar Santísimo, que estaba separado del Lugar Santo por una cortina, y al cual sólo entraba el Sumo Sacerdote, había dos elementos del mobiliario. Estaba el arca, que era una caja o cofre fabricado en madera de acacia y recubierto de oro por dentro y por fuera. En la parte superior, sobre el arca, había una tapa o lámina de oro ricamente adornada llamada propiciatorio. En ella se habían fabricado dos querubines, hechos de oro puro, que miraban hacia abajo, a la mencionada tapa del arca. Allí era donde se colocaba la sangre, y ese hecho era lo que lo convertía en un propiciatorio, donde Dios se mostraba propicio al pecador. Porque "sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados." verso n° 4.- Se cita en este versículo al "incensario de oro", es decir, el altar de oro. Observemos que se había efectuado un cambio: se nos dijo que el altar de oro estaba dentro del Lugar Santísimo, en vez de estar en el Lugar Santo. ¿Por qué había sido trasladado dentro, al otro lado de la cortina? El velo o cortina situada entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, estaba elaborada en lino fino con querubines artísticamente bordados y nos señaló a la humanidad del Señor Jesús. Cuando Él murió en la cruz, entregó Su vida, Su vida humana, y en aquel momento el velo o cortina se rasgó en dos partes. De esa manera, esa cortina rasgada ha sido removida, significando que el camino hacia Dios estaba ampliamente abierto, porque Cristo había abierto un camino. Él había dicho en Juan capítulo 14, versículo 6, "nadie viene al Padre sino por mí". Así que, al estar la cortina dividida en dos partes y abierta, podemos hoy acercarnos precisamente a la misma presencia de Dios. Pero, ¿qué sucedió con el altar de oro del incienso o incensario? Había sido trasladado al Lugar Santísimo. Aarón, en el gran Día de la Expiación venía con la sangre para rociarla sobre el propiciatorio, tomando el incensario lleno de carbón y con incienso, y entraba en el Lugar Santísimo. Él estaba realmente transfiriendo, por así decirlo, el altar del incienso al interior. Tomaba el incensario de carbones ardiendo fuera del altar con el incienso en él y lo llevaba dentro del Lugar Santísimo; pero lo traía otra vez fuera. Y tenía que hacerlo nuevamente dentro de un año, y así sucesivamente en los años siguientes. Sin embargo nosotros tenemos un gran Sumo Sacerdote que es nuestro gran intercesor, siempre en altar de oro intercediendo por nosotros. Sus oraciones son oídas, por cierto. Por lo tanto, el altar de oro está dentro del Lugar Santísimo, pero también se encuentra fuera, porque usted y yo podemos venir por medio de Él a través de la oración. Eso es lo que Pablo quiso decir cuando escribió en su carta a los Romanos capítulo 5, versículos 1 y 2: "justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia..." El escritor mencionó también los elementos que se encontraban en el arca del pacto; "una urna de oro que contenía el maná", la cual nos habla del ministerio presente de Cristo. Él alimenta a aquellos que le pertenecen. Él los alimenta con Su Palabra. Él es el pan de vida. La Biblia es la panadería de Dios, y si usted quiere pan, allí es donde acudirá para encontrarlo. En el arca se encontraba también la "vara de Aarón que reverdeció". Esto nos habla de la muerte y resurrección de Cristo, porque era una vara muerta y la vida entró en ella. Finalmente, en el arca estaban "las tablas del pacto". Esto nos habla del hecho que el Señor Jesucristo cumplió toda la ley. verso n° 5 Sigue diciendo el versículo 5 "de estas cosas no se puede ahora hablar en detalle". El escritor quiso decir que no tenía tiempo para abundar en detalles sobre el tabernáculo, porque las cosas que él estaba enfatizando eran el sacerdocio y la adoración. Él estaba preocupado por lo que era la verdadera adoración y sobre cómo tenemos que adorar. Continuemos leyendo ahora el versículo 6 de este capítulo 9 de Hebreos: "Así dispuestas estas cosas, en la primera parte del Tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto." Dice aquí que los sacerdotes entraban en la primera parte del tabernáculo. Y lo hacían continuamente, nunca finalizaban su trabajo. Si por ejemplo venían hoy, tenían que volver mañana, y al día siguiente, y así sucesivamente. En nuestra opinión debe haber resultado monótono para un sacerdote realizar este ritual a través de los años. La misma repetición del ritual significaba que no era suficiente. Sin embargo, vamos a ver que Cristo fue una vez al lugar Santísimo; para Él fue necesario ir solamente una vez. verso n° 6.- La frase "para cumplir los oficios del culto" quiere decir realmente "para cumplir la adoración a Dios". Este era el objetivo final de todo el ritual, que el pueblo de Dios pudiera adorarle. Aquí se está hablando de una adoración verdadera, no simplemente de un servicio religioso donde se sigue un determinado orden de culto. Cuando tiene lugar una verdadera adoración, es una adoración que nos atrae a la presencia de Cristo, en la cual podemos adorarle realmente. Ahora, la palabra "adoración" proviene de la palabra latina "adoratio" y se aplica a la acción de adorar, que consiste en reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como alguien divino. Es dar a alguien algo de lo cual es merecedor, de lo cual es digno. El Señor Jesucristo merece recibir nuestra alabanza y nuestra adoración. Esto es adoración, y ella es seguida por el servicio. La verdadera adoración siempre lo llevará a uno al servicio. En medio de Su tentación en el desierto, el Señor Jesús le respondió a Satanás: "Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás" como vemos en Mateo 4:10. Usted no tendrá que rogar o suplicar, influir, o provocar a las personas para que hagan algo, si ellos están participando en una verdadera adoración a Cristo, porque la adoración genuina conduce al servicio. Muchos líderes pasan mucho tiempo recomendando encarecidamente a la gente para que haga algo, instándoles a dar, a visitar a otros que lo necesiten, a enseñar o a cantar. La verdadera adoración impulsará a las personas a implicarse en el servicio. Tal adoración es posible solamente a través del Señor Jesucristo. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

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