miércoles, 1 de julio de 2015

ESTUDIO BÍBLICO Hebreos 10 : 16 al 18. Texto : 2 de Pedro 1 : 21.

1° IGLESIA EL TRIUNFO/TEMPLO MATRIZ Lección : Hebreos 10 : 16 al 18 Texto : 2 de Pedro 1 : 21. verso anterior: 15. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Con unos pocos versículos, el escritor de Hebreos lleva a su conclusión la parte didáctica de su epístola. El resume las enseñanzas bíblicas de Jeremías 31:33–34, citado en el capítulo 8, y llega a la conclusión de que el pecado perdonado es olvidado. 16. Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, de este pasaje particular, pero esto no es nada nuevo para el escritor de Hebreos. El presenta a Dios, o a Jesús, o al Espíritu Santo como el que habla. Para él las Escrituras del Antiguo Testamento son divinas y se le atribuyen al Trino Dios. Dios es, por medio del Espíritu, el autor de la Escritura. El escritor repite dos versículos del pasaje de Jeremías 31:31–34, pasaje ya citado en el capítulo 8. La formulación no es precisamente la misma, pero el significado es idéntico. El primer versículo (Jer. 31:33) nos señala la médula de la cita: la promesa de Dios de establecer un nuevo pacto con su pueblo. El escritor ha escogido este texto para ilustrar que con el advenimiento de Cristo y la consumación de su obra sacrificial, ha comenzado la era del nuevo pacto. Dios hace un nuevo pacto con su pueblo, pone sus leyes en sus corazones y las escribe en sus mentes. Los creyentes redimidos por Cristo viven una vida de gratitud obedeciendo los mandamientos de Dios. Estas leyes son parte inherente de su relación pactual con Dios. 17. añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Este segundo versículo (Jer. 31:34) difiere considerablemente de la redacción que tiene el Antiguo Testamento. Sin embargo, no debiéramos juzgar al escritor según nuestros parámetros modernos, sino que hemos de entender que el escritor, guiado por el Espíritu Santo, tenía la libertad de variar la redacción. El significado sigue siendo el mismo. Estos dos versículos seleccionados de la profecía de Jeremías acentúan los logros de la expiación de Cristo. Los creyentes del Antiguo Testamento experimentaban la gracia perdonadora de Dios, puesto que David escribe: “Reconocí mi pecado ante ti … y tú perdonaste la culpa de mi pecado” (Sal. 32:5). Y en otro lugar él dice: “Tan lejos como está el oriente del occidente aleja él nuestras transgresiones de nosotros” (Sal. 103:12). Lo nuevo en la profecía de Jeremías citada en Hebreos es que Dios en el nuevo pacto no recuerda más los pecados. Dios ha perdonado los pecados del creyente por medio del único sacrificio de Cristo y por lo tanto no volverá a recordarlos. Los pecados son perdonados y olvidados. 18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Y donde estas cosas han sido perdonadas, ya no hay ningún sacrificio más por el pecado. Para el cristiano, las palabras “ya no hay más ningún sacrificio por el pecado” suenen como cosa normal, puesto que él nunca ha conocido el ritual de los sacrificios de animales. Pero para la persona de ascendencia judía de la segunda mitad del siglo primero estas palabras deben haber resonado con estruendosa finalidad. El milenario sistema levítico de presentación de sacrificios a Dios había perdido todo su sentido a causa de la muerte de Cristo. Por supuesto, el fin sucedió en el año 70 .d. C., cuando el ejército romano destruyó el santuario de Jerusalén. El sacrificio de Cristo era definitivo, ya que puso fin a todos los sacrificios por el pecado. Lo que el hombre era incapaz de hacer debido a su pecado, a la maldición de la muerte y a su propia incapacidad para obedecer la ley de Dios, Cristo lo hizo. El pagó el precio, quitó la maldición, y vivió una vida de obediencia perfecta. Con su habitual concisión, Westcott menciona tres consecuencias del pecado: deuda que requiere perdón servidumbre que requiere redención alienación que requiere reconciliación. La remisión de pecados consiste en que Dios perdona a los pecadores en base al sacrificio de Cristo y los acepta como hijos e hijas que nunca pecaron. Liberados de la servidumbre del pecado, han recibido el don de la vida eterna (Jn. 17:3) puesto que pertenecen al nuevo pacto del cual Cristo es el mediador. Y los términos de su nuevo pacto requieren sólo ese único sacrificio ofrecido por Jesucristo.- Consideraciones doctrinales en 10:11–18 En estos pocos versículos finales de la parte didáctica de su carta, el escritor resume sus pensamientos y llega a la conclusión de que los sacrificios diarios son inconsistentes con el sacerdocio de Cristo. El reintroduce versículos escogidos de Jeremías 31:31–34 para enfatizar el significado del nuevo pacto y la remisión total de los pecados. En forma mas implícita que explícita, el escritor enseña que las tres personas de la Trinidad están ocupadas en la obra de la expiación. A la diestra de Dios el Padre, se sienta el Hijo después de completar su obra sacrificial en la tierra. El Espíritu Santa da testimonio del establecimiento del nuevo pacto que Dios ha hecho con el pueblo cuyos pecados han sido perdonados mediante el sacrificio corporal de Jesucristo. Jesús les enseña a sus discípulos el Padrenuestro, al cual él añade el comentario: “Porque si perdonáis a los hombres cuando éstos pecan contra vosotros, vuestro Padre celestial también os perdonará. Pero si no perdonáis a los hombres sus pecados, vuestro Padre no perdonará vuestros pecados” (Mt. 6:14–15). El escritor de Hebreos, guiado por las palabras de la profecía de Jeremías, enseña que Dios perdona y olvida los “pecados e iniquidades” del hombre. La contrapartida de esta doctrina es que no debemos limitarnos a perdonar a nuestro prójimo que ha pecado contra nosotros. Después de haberlo perdonado debemos olvidar el mal que nos ha hecho. También nosotros debemos vivir según el principio de que el pecado perdonado es pecado olvidado. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

1 comentario:

Evng. Dennis ortiz dijo...

Me gustó mucho,y comparto su escrito.bendiciones shalom