jueves, 22 de octubre de 2015

ESTUDIO BÍBLICO: jueves 22 de octubre 2015.

ESTUDIO BÍBLICO: jueves 22 de octubre 2015. LECCIÓN : Hebreos 11 : 19 al 21 TEXTO : Romanos 4: 21.- _________________________________________________ 18.- habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; .- Poder. Con fe genuina Abraham creyó que Dios podía levantar a Isaac de entre los muertos. El sabía que el poder de Dios es ilimitado y que Dios puede hacer que lo que está muerto vuelva a la vida. Abraham mismo había experimentado eso: él, que estaba “casi muerto” (Heb. 11:12), pudo procrear un hijo por medio del poder de Dios. La fe de Abraham alcanzó la cima de la confianza en Dios cuando le dijo a sus siervos: “Permaneced aquí con el asno mientras que yo y el muchacho vamos hasta allí. Adoraremos y entonces volveremos a vosotros” (Gn. 22:5). El sabía que Isaac regresaría con él. El creyó que Dios podía dar vida a los muertos (Ro. 4:17), aunque nadie había sido resucitado todavía. Por supuesto, alguien podría decir, Isaac no murió y por consiguiente no se llevó a cabo una resurrección de los muertos. El escritor de Hebreos anticipa esta observación, y para evitar todo error de compresión añade la frase que se traduce “hablando en sentido figurado”. Por ser la obediencia de Abraham íntegra, Isaac no tenía modo de escapar. Solamente la intervención directa de Dios salvó su vida, y así, “hablando en sentido figurado”, él fue traído de nuevo a la vida. ¿Cuál es el significado de la expresión hablando en sentido figurado! ¿Es Isaac una prefiguración de Jesucristo? Ambos tienen la designación de hijo único unigénito. Ambos fueron designados para ser sacrificados, con la diferencia de que en el caso de Isaac un carnero sirvió de sustituto. Los expositores de la iglesia primitiva y de la Edad Media estaban inclinados para ver un paralelo entre Isaac y Cristo y decir que Isaac prefiguraba a Cristo. Sin embargo, aquí viene bien una palabra de advertencia. El escritor de la epístola de los hebreos en ningún lugar considera “el sacrifico y salvación de Isaac como un prototipo de la muerte y resurrección de Cristo”, y “esta idea no se encuentra en ninguna parte del Nuevo Testamento”. Nadie disputa la bien conocida verdad de que el Nuevo Testamento es el cumplimiento del Antiguo. Pero debemos evitar hacerle decir al escritor más de lo que él mismo quiere decir. La conclusión de este asunto es que el escritor de Hebreos enfatiza la especialísima fe de Abraham. Por la fe Abraham ofreció a su hijo y lo recibió de vuelta de entre los muertos. El escritor implica que Isaac en realidad nunca murió, y por lo tanto el acontecimiento ha de ser entendido figurativa y no literalmente. En este sentido Abraham recibió a Isaac de entre los muertos. vs. 19.-pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. La fe tiene su contrapartida en la obediencia. La fe y la obediencia son dos caras de la misma moneda. Abraham aprendió que la fe y la obediencia van juntas, especialmente cuando Dios lo llamó a sacrificar a su hijo Isaac. Nótese la siguiente secuencia: Abraham creyó y amó a Dios, a ese Dios que le había prometido un hijo. Después de muchos años de espera, Abraham recibió al hijo prometido y lo amó. Entonces Dios le pidió a Abraham que sacrificase a Isaac. Si Abraham sacrificaba a Isaac, él tendría a Dios pero perdería a su hijo. Si desobedecía a Dios, Abraham se quedaría con su hijo pero perdería a Dios. Abraham decidió obedecer a Dios, y de esa manera puso el problema de la pérdida del hijo de la promesa en manos de Dios. El creyó que Dios podía resucitar a Isaac de la muerte. En suma, la vida de Abraham podría ser encapsulada bajo el refrán confiar y obedecer. El hijo, nieto, y bisnieto de Abraham abarcan generaciones y siglos con su fe. En su ancianidad, al acercarse la muerte, los patriarcas Jacob y José transmiten las bendiciones e instrucciones acerca de la tierra prometida vs. 20.- Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. . Por la fe Isaac bendijo a Jacob y Esaú en cuanto a su futuro. En este versículo y en los dos siguientes el escritor presenta una interesante descripción de las bendiciones patriarcales. Nótese que en el caso de los hijos de Abraham, no fue Ismael sino Isaac quien recibió la bendición. Isaac era el hijo de la promesa. En la próxima generación, no fue Esaú, el primogénito, sino Jacob quien recibió la bendición del pacto que Dios había hecho con Abraham y con su descendientes. Más adelante, no fue Rubén, el primogénito de Jacob, sino José quien recibió las bendiciones en la persona de sus hijos Manasés y Efraín. Y finalmente, no fue Manasés, el primogénito de José, sino Efraín quien recibió la bendición superior. El amor electivo de Dios es independiente de las reglas y estipulaciones que rigen los derechos del primogénito (Dt. 21:15–17). La razón por la que los nombres de los patriarcas Isaac, Jacob y José aparecen en la lista de los héroes de la fe está en que ellos demostraron su fe en Dios. Isaac sabía que él era el receptor de la gracia de Dios. Dios se le apareció y le repitió la promesa que le había hecho a Abraham: “Haré tus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo y les daré todas estas tierras, y por medio de tus descendientes todas las naciones de la tierra serán benditas” (Gn. 26:4). Y cuando Isaac envió a Jacob con rumbo a Padan-aram, bendijo a su hijo con una bendición similar. El dijo: “El Dios Todopoderoso te bendiga y te fructifique y te multiplique hasta que llegues a ser una comunidad de pueblos. El te dé a ti y a tus descendientes la bendición otorgada a Abraham, para que puedas tomar posesión de la tierra donde ahora vives como extranjero, la tierra que Dios le dio a Abraham” (Gn. 28:3–4). Isaac repitió virtualmente las palabras de la antigua promesa dada primeramente a Abraham. Por esta razón el escritor de Hebreos hace figurar a Isaac entre los hombres de la fe. Isaac bendijo a Jacob y a Esaú por la fe (Gn. 27:27–28, 39–40). Sin embargo, fue Jacob, y no Esaú, el que continuó el linaje de la fe, tal como la señala el escritor más adelante (Heb. 12:16–17). Aunque Isaac era ya anciano cuando bendijo a sus hijos, la hora de su muerte llegó cuarenta años más tarde (Gn. 27:2; 35:28–29). El vivió hasta los 180 años. Su hijo Jacob pronunció la bendición patriarcal sobre los hijos de José cuando ya estaba enfermo y esperaba el fin de su vida (Gn. 48:1, 21). vs. 21 .- Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe Jacob, cuando estaba moribundo, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el puño de su bastón. El escritor de Hebreos omite toda referencia a la bendición que Jacob pronunció sobre sus hijos cuando el patriarca predijo el futuro (Gn. 49). En vez de ello, El escogió el suceso cuando Jacob bendijo a los hijos de José como demostración de la fe de Jacob. Ese momento histórico fue de veras significativo. Nótense los siguientes puntos: a. En su primer acto de bendición, Jacob se dirigió a José y repitió las palabras de la promesa que Dios le había hecho a Abraham, Isaac y Jacob. Dios la había dicho a Jacob: “Te haré fructificar y multiplicaré tu número. Te transformaré en una comunidad de pueblos, y daré esta tierra de Canaán como posesión eterna para tus descendientes después de ti” (Gn. 48:4). Esta fue la bendición patriarcal que pasó de una generación a la próxima. b. Cuando José llegó con sus dos hijos ante Jacob, él recibió la bendición del primogénito. El recibió una doble porción, pero no de las manadas y rebaños de Jacob, sino de la tierra prometida de Canaán. No fue José mismo, sino cada uno de sus hijos, Manasés y Efraín, quienes recibieron la bendición. Ellos llegaron a ser dos tribus en Israel, puesto que Jacob aceptó a Manasés y a Efraín como sus propios hijos (Gn. 48:5). c. Al bendecir a los dos hijos de José, Jacob estaba actuando como rey de la tierra prometida. El patriarca cruzó sus brazos y le concedió la bendición del primogénito no a Manasés sino a Efraín (Gn. 48:12–20). Con el correr del tiempo, la tribu de Efraín llegó a ser, en efecto, una tribu líder en Israel. Por la fe, Jacob miró hacia el futuro y recibió una percepción profética. El sabía que Dios cumpliría la bendición patriarcal en los hijos de José. d. Convencido de que Dios cumpliría su promesa, Jacob le dio a José instrucciones de que se le enterrase en la cueva de Macpela en la tierra de Canaán (Gn. 47:29–31; 50:12–14). La tumba de Jacob la tierra prometida serviría de testimonio y de aliento a sus descendientes de que ellos también entrarían en su herencia. e. Jacob adoró a su Dios apoyado en su bastón. El reconoció plenamente el poder y la presencia de Dios en el desarrollo de la bendición patriarcal. El adoró por la fe. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

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