sábado, 3 de octubre de 2015
ESTUDIO BÍBLICO
JUEVES, 01-10-2015
HEBREOS 11: 10 al 12. texto: Apocalipsis 7: 9.-
vs. 10.-
Una ciudad. La permanencia de Abraham en Canaán fue tan temporal como las estacas que él clavaba en la tierra para mantener armadas sus tiendas. El iba constantemente de un lugar a otro, y así lo hicieron su hijo y su nieto. Su permanencia pudo haber sido temporal, pero su fe fue permanente. La fe de Abraham en Dios se proyectó más allá de la promesa de un lugar o de una tierra, aun cuando Dios le había prometido la tierra a él y a sus descendientes. Abraham sabía que las posesiones terrenales son temporales; él siempre tuvo el ojo de su fe puesto “en la cuidad con cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. En la tierra del día sin fin Está la cuidad asentada; Nunca será quitada Ni habrá noche en su confín. —John R. Clements El padre de los creyentes caminó con Dios; “él fue llamado amigo de Dios” (Stg. 2:23). Por la fe él sabía que la ciudad que Dios había diseñado y construido tiene cimientos eternos (Ap. 21:14, 19). El anticipaba la nueva Jerusalén,] “la ciudad del Dios vivo” (Heb. 12:22), a la cual llegan todos los creyentes para buscar alojamiento. Abraham sabía que su morada terrenal no podía ser comparada con la ciudad celestial, de la cual Dios mismo era arquitecto y constructor. Por la fe él visualizó la congregación final de todos los creyentes.tes para la fiesta de la redención. El anticipó el advenimiento y la obra de Cristo. Puesto que en él todos los creyentes son uno con el Hijo y con el Padre. Por la fe Abraham, aunque vivía en tiendas, esperaba la ciudad permanente. Para él dicha ciudad representaba el cumplimiento de las promesas que Dios había hecho. Por eso Abraham no se fijaba primeramente en le proceso de la salvación, sino en su conclusión.
vs. 11.-
El hijo prometido 11:11–12 El escritor de Hebreos sigue la secuencia histórica del relato de Génesis. El pasa de la promesa de la tierra a la promesa del hijo. 11. Por la fe Abraham, aunque se le había pasado la edad—y Sara misma era estéril—fue capacitado para ser padre, puesto que consideraba fiel al que le había hecho la promesa. 12. Así, de este hombre solo, casi muerto, vinieron descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo y tan incontables como la arena de la playa. La traducción de este versículo que hacen la Nueva Versión Internacional, la Nueva Biblia Española y al Versión Popular “Dios Habla Hoy” difiere marcadamente de otras. A primera vista el lector puede considerar la traducción del versículo 11 como un desvío radical de la bien conocida redacción de dicho texto. La versión Reina-Valera 1960 da una lectura representativa del versículo 11: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera de tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”. La Biblia de las Américas dice “fuerza para concebir”, pero añade una nota informativa al margen: “literalmente, poder para depositar la simiente” (bastardillas en el original). Esta traducción original presenta la esencia del problema, ya que la frase en bastardillas “es usada cuando se habla de la función sexual del varón”. En otros palabras, el sujeto del versículo 11 es Abraham, no Sara. Las explicaciones se este curioso problema son numerosas, y las mismas traducciones las reflejan. He aquí algunas explicaciones: a. El escritor de Hebreos coloca la expresión y Sara misma cerca del comienzo de la oración en el original griego, inmediatamente después de la frase ] por la fe. El parece indicar, por medio del caso nominativo, que Sara es el sujeto de la oración. Los traductores de la Nueva Biblia Española y de la versión popular “Dios Habla Hoy” han insertado el nombre de Abraham para demostrar que el patriarca es el sujeto lógico y que el nombre de Abraham cuadra con el contexto más amplio. b. La expresión idiomática griega, traducida literal y modestamente como “poder para depositar la simiente”, siempre se refiere al varón, no a la mujer. Por la tanto, traducir esta expresión idiomática como “fuerza para concebir” es contrario al uso lingüístico. No hace justicia al texto original y parece ser un acomodamiento a la presencia del nombre de Sara. c. Muchos expositores enfrentan el problema diciendo que ya que el marido y la mujer son uno, del mismo modo Abraham y Sara deben ser mencionados conjuntamente. Ellos sostienen que el griego original
de las palabras Sara misma puede ser leído como un dativo. La lectura entonces sería: “Por la fe él [Abraham] también, junto con Sara, recibió poder para tener un hijo”. Aunque esta explicación sea plausible, lo cierto es que la evidencia de los manuscritos no aporta prueba definitiva a favor de esta lectura. d. Otros sugieren que el sujeto del versículo 11 es Sara y que la expresión idiomática “poder para depositar la simiente” significa en realidad “ella recibió poder para establecer una posteridad”. La dificultad que esta sugerencia encuentra es que Abraham, no Sara, es el padre y fundador de la nación de Israel. e. Quizá debiéramos entender las palabras “y Sara misma era estéril” como un pensamiento parentetico del escritor. Si las palabras que se refieren a Sara no hubiesen estado en el texto, nadie hubiera tenido dificultades en traducirlo e interpretarlo. El versículo 11 expresa el pensamiento de que Abraham “fue capacitado para ser padre” y sirve entonces como una introducción natural al versículo.
12. Eliminar la cláusula acerca de Sara es impensable dado el apoyo de los manuscritos a estas palabras. Pero entenderla como un comentario parentético es factible y sensato. También Pablo hace su comentario acerca de la fe de Abraham en Dios, quien haría de él “padre de muchas naciones”. Pablo dice: “sin debilitamiento de su fe, él enfrentó el hecho de que su cuerpo estaba como muerto—dado que tenía cerca de cien años—y que también el vientre de Sara estaba muerto” (Ro. 4:19). Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Dios es fiel. El resultado de la fe de Abraham fue que de un hombre vinieron numerosos descendientes. El escritor de Hebreos sabe que sus lectores están plenamente familiarizados con la historia del patriarca. En consecuencia, él minimiza sus alusiones a dicha historia. El dice que Abraham estaba “casi muerto”, y que su descendencia fue “tan numerosa como las estrellas del cielo y tan incontables como la arena de la playa” (Gn. 15:5, 22:17; 32:12; Ex. 32:13; Dt. 1:10; 10:22).
Tanto Abraham como Sara estaban muy avanzados en edad—Sara se consideraba a sí misma “gastada” y a su esposo “viejo” (Gn. 18:12). Que Abraham haya vuelto a casarse después de la muerte de Sara y que haya tenido seis hijos más (Gn. 25:1–2) no tiene nada que ver con este asunto. El escritor de Hebreos está interesado en el cumplimiento de la promesa de Dios, Isaac, el hijo de la promesa (Gn. 21:12; Ro. 9:7; Heb. 11:18). Incontables descendientes de Abraham formaron la nación de Israel. Y por medio de Abraham todas las naciones de la tierra fueron bendecidas (Gn. 12:3; Gá. 3:8). Pero lo que es más significativo es que, en definitiva, todos los creyentes son descendientes de Abraham (Ro. 9:6–8; Gá. 3:7–9, 16, 29; 4:28). Todos los creyentes en Cristo llaman a Abraham padre, porque en realidad, el Hijo prometido es el Cristo, no Isaac.
pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-
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