viernes, 5 de abril de 2019

ESTUDIO BÍBLICO Jueves, 04 de abril 2019 ESCUELA DOMINICAL Domingo, 7 Abril 2019 Lección : Deuteronomio cap, 2 versos 1 al 7. Texto : Números 29: 14.- Deuteronomio 2:1-5 Tema: Las jornadas en el desierto Este discurso de Moisés continuó con el repaso de sus jornadas. Después que volvieron atrás en Cades-barnea, los hijos de Israel se dirigieron hacia el monte de Seir, y como dice el versículo 1 del capítulo 2: durante mucho tiempo estuvimos rodeando los montes de Seir. Siempre hemos pensado que el Señor tiene sentido del humor, y creemos que fue evidente en esta frase, en que Moisés continuó hablando, en los versículos 2 y 3: "Entonces el Señor me dijo: Bastante habéis rodeado este monte, volveos al norte." También es evidente que no sabían a dónde ir. Todo lo que habían hecho era dar vueltas al monte de Seir, hasta que al fin Dios les dijo que se estaba cansando de eso. Y tememos estimado Hermano y hermana, que muchos cristianos hacen lo mismo. Porque fallan al no tomar en serio la Palabra de Dios. Están haciendo tiempo, sin avanzar, y se quedan estancados. Hay lecciones aquí en este capítulo 2 de Deuteronomio que debemos aprender. Continuemos ahora leyendo los versículos 4 y 5 de este capítulo 2 de Deuteronomio: "Dile al pueblo: Cuando paséis por el territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; pero vosotros tened mucho cuidado. No os metáis con ellos, pues no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie, porque yo he dado como heredad a Esaú los montes de Seir." Hay aquí otra cosa que es importante que nosotros aprendamos. En Génesis capítulo 36 aprendimos que Esaú vivía en Seir y que Esaú era Edom. Jacob, como hijo mayor, había recibido el derecho de la primogenitura, y recibió de Dios la promesa de que sus descendientes tendrían la tierra prometida. Esaú fue a Seir y resultaba evidente que Dios había dado esa parte al pueblo de Esaú como posesión. En la actualidad esta tierra se encuentra en Jordania, el país donde está situada Petra, la ciudad excavada en la roca, conservada hasta el día de hoy. Entonces, Dios les dijo claramente a los israelitas que no podían tocar la posesión de Esaú. Otra lección que debemos aprender es que Dios siempre cumple Sus promesas. Aun a un pueblo como el pueblo de Esaú, Dios permaneció fiel a lo que le había prometido. Continuemos estudiando hoy el capítulo 2 de Deuteronomio. Y en nuestro estudio anterior anterior, hablábamos de "el cuidado de Dios por Su pueblo en el desierto". Y vimos en los versículos 4 y 5 de este capítulo 2, cómo Dios les dijo a los israelitas claramente, que no podían tocar la posesión de Esaú. En Génesis, capítulo 36, aprendimos que Esaú vivía en Seir y que Esaú era Edom. Jacob había recibido la primogenitura y recibió la promesa de que sus descendientes tendrían la tierra prometida. Esaú por su parte, se fue a Seir y estaba claro que Dios había dado esa parte al pueblo de Esaú como posesión. Ahora, aquí hay una lección también para las naciones hoy en día. Dios ha prefijado los límites de las naciones, como lo dice el apóstol Pablo, allá en el libro de los Hechos de los apóstoles, capítulo 17, versículo 26, hablando a los atenienses, y les dice: "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación". Muchas guerras han estallado a causa de que los límites de las naciones no se han respetado. Otra lección que debemos aprender es que Dios siempre cumple Sus promesas. Aun a un pueblo tal como el pueblo de Esaú. Dios permanece fiel a Su Palabra. Continuemos ahora con el versículo 7 de este capítulo 2 de Deuteronomio: "Porque el Señor, tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto, y durante estos cuarenta años el Señor, tu Dios, ha estado contigo sin que nada te haya faltado." Tenemos aquí una visión de conjunto que abarcaba todos esos cuarenta años. Dios conocía todas sus pruebas y dificultades. Sin embargo, Moisés pudo decir de veras, "y nada te ha faltado". Fue el mismo caso de David que, cuando reflexionó sobre su vida, pudo decir en el Salmo 23:1 "El Señor es mi pastor; nada me faltará". ¿Cómo le fue posible decir eso? ¡Pues, porque a él jamás le había faltado nada! Dios no nos promete los lujos de la vida, pero Dios provee para las necesidades de la vida. Y hará eso con usted y también conmigo, estimados hermanos. Y pasemos a considerar ahora REPASO: Deuteronomio 2 (7) La jornada por Transjordania, 2:1-25. Después de 38 años de peregrinaje en el desierto por causa de su desobediencia, el pueblo israelita estaba preparado para entrar en la tierra prometida y tomar posesión de su herencia. Contrario al cap. 1, el cap. 2 presenta un Israel obediente. En obediencia a la palabra de Jehová, Israel hace preparativos para abandonar Cadesbarnea y marchar rumbo al mar Rojo. En el cap. 2 Dios instruye al pueblo que no tenga confrontación militar contra los edomitas, los moabitas y los amonitas. Dos razones parecen motivar la prohibición de confrontación militar contra las naciones transjordánicas. Primera, las naciones transjordánicas eran militarmente más fuertes que Israel (Num 20:20). Segunda, estas naciones tenían una relación fraternal con Israel. Según las genealogías del Génesis, los moabitas y los amonitas eran descendientes de Lot, el sobrino de Abraham (Gen 19:30-38). Los edomitas eran descendientes de Esaú, hermano de Jacob. a. Instrucción para el paso por Seír,Gen 2:1-7. La salida de Israel fue en obediencia al mandato de Jehová en 1:40. Israel sale en dirección al sur, rumbo al mar Rojo, al sur de Cadesbarnea y al sur de la tierra prometida. El mar Rojo es probablemente una referencia a Ezióngeber. Después de su peregrinación de muchos días (v. 1), o sea, 38 años, el Señor manda a Israel otra vez que marche hacia el norte, en dirección a la tierra prometida. La misma expresión que aparece en el v. 3 se usa en 1:6 para expresar la gracia divina que impulsa a Israel a marchar hacia la tierra de su herencia. El tiempo que Israel peregrinó en el desierto fue suficiente para permitir la muerte de la primera generación de israelitas y motivar a la nueva generación a cruzar el Jordán y entrar en Canaán. Antes de empezar la jornada, Jehová instruye a Moisés a que evite una confrontación militar con los edomitas. Según la narrativa patriarcal, los edomitas eran los descendientes de Esaú y por lo tanto hermanos y coherederos con los descendientes de Jacob (Gen 25:21-26; Gen 27:38-40). Como descendientes de Isaac, el hijo de Abraham, los edomitas tenía el derecho de recibir una parte de la tierra como herencia, pero la tierra de los edomitas no era parte de la herencia de Israel. La tierra de los edomitas era la región al sur del mar Muerto que ellos habían conquistado de los heveos (Deu 2:12). La tierra de los edomitas también era conocida como Seír. El texto de Deuteronomio no habla de la delegación que Moisés envió a los edomitas para pedir permiso para que Israel pasara por el territorio de Edom (Num 20:14-22). Los edomitas no le permitieron a Israel pasar, y por esta razón Israel se alejó del territorio edomita (Num 20:20-21). El autor de Deuteronomio asume que Israel pasó por Edom y que los edomitas vendieron agua y comida. Israel tenía los medios económicos para comprar agua y comida de los edomitas porque Jehová había bendecido al pueblo de Israel. La declaración de que Jehová había prosperado abundantemente a Israel durante los 40 años de peregrinación sirve para afirmar la fidelidad de Dios y para declarar que Jehová es la única fuente de bendición para Israel. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

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